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‘Ant-man’

Hace unas semanas vi la película Ant-man (El hombre hormiga). Como todas las producciones de Marvel Cómics sobre el universo y los superhéroes creados por Stan Lee, la cinta está muy bien lograda, así que pasé un buen momento.

Quienes no entendieron el mensaje de la película o, en general, no entienden los cómics, se dieron a la tarea de lanzar duras críticas, basadas en la supuesta imposibilidad científica del invento del Dr. Henry Hank Pim para reducir a un hombre al tamaño de una hormiga. Es evidente que si una persona de tamaño normal es reducida al tamaño de un insecto, su densidad sería tal que le resultaría imposible pararse en nada, ya que incluso se hundiría en el acero. Asimismo, la reducción de sus cuerdas vocales le daría una voz similar a la de campanita y, ciertamente, ello resultaría muy gracioso, juntamente con el hecho de que su reducción lo volvería completamente sordo.

Al respecto deseo expresar dos cosas: la primera es el hecho de que la ciencia ficción es eso, ciencia ficción, es decir, una mezcla de conocimiento científico y una narrativa fantástica, donde esta última se toma muchas libertades para producir entretenimiento. Eso son los cómics, no son documentales científicos. La segunda está referida al gran avance que ha tenido la nanociencia y la nanotecnología, lo que posiblemente a futuro pueda hacer posible lo que hoy nos parece simplemente una fantasía.

Después de trabajar en un proyecto con el International Development Research Center (IDRC), logré comprender el gran poder de lo pequeño, donde la manipulación de los materiales a escalas atómicas y moleculares presenta características y propiedades que se diferencian significativamente de éstas a una escala mayor, dando pie al diseño y producción de estructuras, artefactos y sistemas por medio del control de la forma y tamaño en una escala nanométrica.

Los avances de la nanotecnología hoy se aplican en la medicina, en la generación y conservación de la energía, en la conservación de los alimentos, en la ganadería y muchos otros sectores.

Solamente a manera de ejemplo, en la Universidad de Arkansas se desarrolló un corpiño que, con base en una serie de sensores textiles en nanoestructuras, permiten vigilar permanentemente el ritmo cardiaco y cualquier cambio fisiopatológico de las mujeres. Aunque ello suene algo divertido, estoy seguro de que salvará la vida de muchas mujeres. ¿Solo para las mujeres? No, no se preocupen amigos, también la misma tecnología ha sido incorporada en la producción de chalecos para quienes tenemos corazón, los otros no deben preocuparse.