Embarazo adolescente
No sobra recordar que la maternidad en la adolescencia y la pobreza van de la mano
Ayer los países del cono sur celebraron la llegada de la primavera, la estación de la alegría y el amor por excelencia, que marca la despedida del frío del invierno y le da la bienvenida a un clima no solamente más agradable, sino también y sobre todo que viene acompañado por el inicio de un nuevo ciclo de vida en la naturaleza, en el que las flores manifiestan su mayor esplendor.
Esta simbólica fecha, reservada para festejar a los estudiantes y a los enamorados, fue aprovechada por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) para dar a conocer un estudio sobre los embarazos adolescentes en el país, cuyos resultados deberían llamar la atención de las autoridades en general y de las familias en particular. Por caso, de un total de 3.966 muchachas entre los 12 y 18 años que tuvieron un parto en 2013 en centros de salud públicos de La Paz, Chuquisaca, Potosí y Cochabamba, el 19% tuvo un embarazo previo; el 3,2%, dos; el 0,4%, tres; e incluso hubo adolescentes (0,1%) que ya habían quedado encinta hasta cuatro veces. Como es de suponer, la mayoría de estos embarazos no fue planificado, y varios fueron producto de abusos sexuales.
Además de relaciones no consentidas, la maternidad y paternidad en la adolescencia ocurren por múltiples factores sociales, familiares y personales, siendo la falta de información sobre sexualidad y cómo protegerse adecuadamente uno de los más relevantes. Por ejemplo, muchos adolescentes creen erróneamente que en la primera relación sexual no puede producirse un embarazo aunque no se utilice protección; y cada vez son más los que se decantan por utilizar las píldoras de emergencia en lugar de preservativos como método anticonceptivo, con todos los riesgos que esta práctica conlleva para la salud.
Ahora bien, no sobra recordar que el embarazo precoz y la pobreza van de la mano. Y es que, ya sea por la necesidad de tener que trabajar o por la presión social, el abandono de la formación académica suele ser una de las primeras consecuencias de la maternidad entre adolescentes. Por otra parte, como bien alertan distintos estudios sociales, este fenómeno es una de las principales causas detrás del abandono de los niños, de la violencia de los padres contra sus hijos, la desintegración de las familias y su escasa movilidad social.
Tampoco se puede olvidar que la gestación en la adolescencia también tiene consecuencias importantes en la salud. Según estimaciones de UNFPA, al año mueren 70.000 jóvenes en países en desarrollo debido a las complicaciones y abortos mal practicados. A esto se debe sumar el hecho de que el bajo peso al nacer, la desnutrición y los procesos infecciosos son significativamente mayores entre los hijos de adolescentes. Ciertamente una preocupante situación que pone en riesgo la vida y la salud de miles de madres adolescentes así como de sus hijos y los condena a vivir en una situación de pobreza.