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Harold Bloom y el cuento

Harold Bloom (1930) es un reconocido crítico y teórico de la literatura, que ha ganado un merecido prestigio con obras como El canon occidental, en la que estudia a 26 autores que considera magistrales; y también con Cómo leer y por qué, en la que intenta enseñarnos por qué debemos leer recurriendo a ciertos cuentos, poemas y novelas de sus autores canónicos. En ese texto Bloom señala que “para leer sentimientos humanos en lenguaje humano, hay que ser capaz de leer humanamente, con toda el alma”.

En Cuentos y cuentistas, el canon del cuento, uno de sus últimos libros en el que trabajó por más de 20 años, el intelectual estadounidense, para quien la función de la crítica es reconocimiento y apreciación, analiza a 39 cuentistas herederos y portadores de la cultura occidental, empezando por el ruso Alexander Pushkin y terminando con su paisano Raymond Carver. Entremedio se destacan Nikolai Gogol, Herman Melville, Guy de Maupassant, Antón Chéjov, Jack London, Franz Kafka, Isaac Babel, William Faulkner, Italo Calvino y los argentinos Jorge Luis Borges y Julio Cortázar.

Bloom siempre ha manifestado su admiración por William Shakespeare, a quien sitúa en el altar mayor de los dioses de la palabra, afirmando que antes de él en la literatura solamente había arquetipos, y que Shakespeare los convirtió en personajes con personalidad propia y, justamente, este autor inglés es la piedra de toque para evaluar a los cuentistas. En el índice aparecen 39 nombres, sin embargo, en la apreciación de estos autores surgen muchos más, tanto como referencias, influencias o como paradigmas. Estos elementos le sirven para negar o afirmar sus juicios respecto a cada uno de los cuentistas analizados.

Bloom se considera a sí mismo un dinosaurio de la crítica, y señala que para la literatura de imaginación solamente acepta tres criterios de grandeza: “Esplendor estético, poder cognitivo y sabiduría”.

Con estos criterios nos va guiando por los cuentos de los autores incluidos en su canon, y si bien como lector puedo estar en desacuerdo con algunos de sus comentarios, no puedo dejar de reconocer que Bloom es un hombre de muchas lecturas que consiente que “a lo largo de toda una vida leyendo y enseñando se aprende tanto de tantos que uno no llega a tener muy claro cuáles son sus deudas intelectuales”. Asumiendo la magia de la literatura, el escritor norteamericano afirma que “los cuentos se relacionan unos a otros como milagros” y reconoce que toda la narrativa breve occidental deriva de dos corrientes: la de Chéjov, por un lado, y la de Poe-Kafka-Borges, por otro. Sin embargo, pese al riguroso estudio y selección, hay que tomar en cuenta las propias declaraciones de Bloom cuando hace años hizo la lista del canon occidental y luego se arrepintió, afirmando que para él esa “lista fue un gran error. Me la pidió mi agente y la editorial para que ayudara a vender más el libro. Protesté, pero finalmente terminé haciéndola en los últimos días. Puse lo que tenía en mi cabeza y, por supuesto, en el proceso dejé fuera a muchos grandes escritores”.