Merecido escándalo se desató días atrás cuando un puente vial en la ciudad de Cochabamba comenzó a ceder hasta colapsar, obligando a las autoridades locales a anunciar su pronta demolición. El escándalo es mayor debido no solo al peligro que representa una estructura de ese volumen y peso para quienquiera que la haya usado antes de su clausura o para los vecinos, sino porque fue inaugurada hace menos de un año (en el contexto de la campaña electoral del exalcalde y candidato del MAS, quien renunció) y porque su ejecución demandó $us 13,5 millones.
Consultado al respecto por la radio Pío XII, el exalcalde dijo lamentar mucho el problema, al que calificó de “desgracia”, a tiempo de afirmar: “Yo tengo la conciencia tranquila, he manejado en forma transparente, ni siquiera el proyecto lo hicimos los técnicos de la Alcaldía, contratamos una consultora especialista en puentes”, creyendo que con una justificación de esa naturaleza logra evadir la responsabilidad técnica, administrativa, civil y penal que le corresponde. Habrá que ver cómo proceden la Contraloría General del Estado, que ya intervino en el caso, el Gobierno Municipal de Cercado, en calidad de directo afectado, y el Ministerio Público en el procesamiento e investigación del caso. Esta vez una sanción ejemplarizadora es, más que necesaria, obligada.