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La deuda externa y sus bemoles

El anuncio de un nuevo crédito externo a Bolivia por 7.500 millones de dólares ha causado alarma. Voceros del Gobierno han intentado tranquilizar a la opinión pública señalando que la deuda externa boliviana llegará a apenas el 37% del PIB. El Vicepresidente dice que si fuese superior al PIB, lo que no es el caso, habría que inquietarse pues el esfuerzo de crecimiento solo serviría para pagar los intereses. Sin embargo, cabe aclarar que incluso si el endeudamiento en porcentaje del PIB es pequeño se puede correr el mismo riesgo. Piénsese por ejemplo que la deuda alcanza a la mitad del PIB, que la tasa de crecimiento por varios años es solo 2% y que la tasa de interés es 5%. En ese caso, todo esfuerzo de crecimiento se iría a pagar intereses y el país se descapitalizaría al ritmo del 0,5% cada año. Si esa tendencia se alarga por mucho tiempo, el país tendría que vender su patrimonio, como Grecia.

El riesgo mencionado puede evitarse si la deuda es orientada en forma directa o indirecta hacia proyectos que aumenten en forma significativa la producción transable, es decir, la que puede exportarse, produciendo suficientes divisas para el repago de la deuda. Esta observación implica, por una parte, que si la deuda se invierte en infraestructura, como al parecer se piensa hacer, es necesario acompañarla de inversiones para la producción de bienes transables. Esto puede hacerse con la misma deuda o, en su defecto, tener más o menos la certeza de que la empresa privada invertirá para producir bienes transables aprovechando la nueva infraestructura.

Por otra parte, la observación precedente implica que el incremento de la producción de bienes transables debe dejar un margen de ganancia superior a los intereses del nuevo endeudamiento. Ello implica que es necesario preocuparse por el nivel de la tasa interna de retorno y por su trayectoria en el tiempo. Las inversiones en infraestructura y en educación, incluso siendo bien seleccionadas, proporcionan resultados en el largo plazo, hasta que ello ocurra, el pago de intereses tiene que provenir de inversiones orientadas a la exportación en otros sectores. Si no se fomenta a éstas o si los precios de las exportaciones tienden a caer, se corre el riesgo de no poder asumir el servicio de la deuda.

Son importantes las condiciones del endeudamiento referidas a plazos, periodos de gracia, tasa de interés y las colaterales. Entre éstas se menciona que el ofrecimiento del crédito chino obligaría a Bolivia a comprar de ese país bienes y servicios por un monto similar al del crédito, lo que proporciona a los proveedores una posición de monopolio que les facilita elevar sus precios y/o ofrecer productos de mala calidad. Cabe aclarar que esa no es una situación “normal” como dice el Vicepresidente, los países generalmente no la admiten.

Tratándose de grandes montos de endeudamiento, éstos deberían insertarse en un plan bien estructurado de inversiones públicas. Al parecer, habría uno en curso de elaboración el que será bienvenido pues hasta la fecha existe desconcierto y decepción sobre el uso de grandes recursos en proyectos cuyo interés económico y social no ha sido puesto en evidencia.