Economía solidaria
Son tendencias que todavía no representan grandes porcentajes de la economía global
Internet es un acelerador de todo. Lo que se daba en pequeñas dimensiones en la vida offline, en internet multiplica sus volúmenes y acelera su ritmo. Por ejemplo, la capacidad de compartir música o libros de texto estaba circunscrita a algunos amigos, ahora existen plataformas que permiten bajar y subir a la red —pagando o no— cualquier pieza musical o contenido educativo.
De igual manera, actividades como compartir el auto con un compañero de oficina que hace la misma ruta o alojar a unos familiares en casa cuando vienen de visita multiplican sus posibilidades organizándose a través de internet y han dado lugar a propuestas de lo que se llama economía solidaria o economía colaborativa, que por las dimensiones y efectos que han alcanzado —aunque tímidos aún— ya han puesto en dificultades a los sistemas legales de varios países.
El más mencionado últimamente es Uber, un sistema que permite compartir transporte entre el dueño del auto y personas desconocidas que van a desplazarse en una misma ruta dentro de las ciudades. Su paralelo para viajes interurbanos es Bla Bla Car que por un precio más bajo al del transporte comercial da un servicio a potenciales viajeros promoviendo el intercambio social por el breve momento del viaje.
Otro ejemplo es el coach surfing que contacta a personas que viven en algún lugar con gente que va a visitar ese lugar para alojarlos en casas con o sin retribución económica, con el mayor interés de compartir interculturalmente. Sistema que podría ser desplazado por Airbnb que contacta a los mismos grupos, pero mediando retribución económica, más barata que hoteles y con el plus de compartir con personas del lugar y aprender unos de otros.
Expresiones locales de esta economía solidaria o colaborativa se dan en los edificios de Seúl, donde los cohabitantes han creado centros de intercambio y reparaciones para reducir su producción de basura y reciclar, además de conocerse entre vecinos, creando una sociedad más humana.
En Bolivia, tenemos algunas expresiones de este tipo de economía, el pasanaku es la más extendida aunque no está intermediada por internet. Sin embargo, es una expresión de ingeniería social orientada a resolver un problema económico de manera colaborativa: el crédito. Es la versión criolla de un crowdfunding, sistema que permite recibir pequeñas donaciones de una gran cantidad de personas para financiar un proyecto (desde una publicación hasta una película).
Son nuevas tendencias que aún no representan grandes porcentajes de la economía global pero ya han tenido repercusiones disruptivas en los sistemas económicos. Y ya están presentes en el país.