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Déficit y su financiamiento

En 2014 las cuentas fiscales registraron por primera vez en ocho años un déficit del 3,4% con relación al PIB con una inversión pública que superó los $us 4.500 millones. Para la presente gestión el Gobierno presupuestó una inversión pública de $us 6.180 millones con un déficit fiscal del 3,6%, pero considerando ingresos por las exportaciones de gas a un precio promedio del barril de petróleo de $us 80.

Como es intención del Gobierno ejecutar en su totalidad la inversión pública presupuestada a fin de contrarrestar el efecto negativo en la economía de la caída de las exportaciones y como el precio promedio del barril de petróleo estará bastante por debajo de los $us 80, es probable que el déficit fiscal de 2015 supere el 3,6% presupuestado.

Si bien no se conocen aún las cifras del presupuesto para la próxima gestión, de mantenerse el gasto y la inversión pública en los niveles de la presente gestión y el precio promedio del barril del crudo por debajo de los $us 80 (lo que es altamente probable), por tercer año consecutivo las finanzas públicas registrarán un déficit en 2016 que puede ser mayor al de 2015 si el gasto y la inversión pública aumentan como ha sido una constante en los últimos años.

La deuda pública se encuentra actualmente alrededor del 30% del PIB, nivel de endeudamiento bastante razonable pero que tenderá a incrementarse a medida que el Gobierno necesite financiar su creciente déficit fiscal.

Como referencia, debido a los permanentes déficits fiscales que registra Brasil, su deuda pública ha superado el 65% de su PIB, situación que ha contribuido a que la calificación de riesgo de sus bonos soberanos haya sido reducida por la calificadora Standard & Poors (S&P) a BB+ (calificación considerada nivel de inversión especulativa) con el consiguiente incremento en la tasa de esos bonos. Los bonos soberanos bolivianos tienen actualmente una calificación de BB (un nivel inferior a la calificación de Brasil) otorgada por las calificadoras Fitch y S&P.

Ante un posible continuo y creciente déficit fiscal, surge la razonable duda de cómo se pretende financiarlo. Si se recurre al financiamiento externo mediante la emisión de bonos soberanos se tendrá que pagar una tasa de mercado acorde al riesgo del país de igual manera si se contrata préstamos de organismos internacionales porque al haber dejado exitosamente de ser un país de ingresos bajos ya no es posible contratar préstamos en términos concesionales.

Otra alternativa podría ser la contratación de préstamos bilaterales, como por ejemplo el ofrecido recientemente por China, cuyas tasas puede ser inferiores a la de mercado pero que generalmente suelen estar condicionados a la compra de bienes y la contratación de empresas de origen del país financiador que pueden no ser los mejores bienes ni las mejores empresas.

La emisión de bonos locales posiblemente a mejores condiciones que el financiamiento externo es también una alternativa pero puede ocasionar que recursos que podrían financiar la expansión y actividades del sector privado se destinen al financiamiento del sector público (denominado “efecto desplazamiento”).

Para no incrementar el déficit y la deuda pública se podría recurrir a inversionistas extranjeros para que inviertan en algunos proyectos en lugar de que el Estado lo haga, pero para ello no es suficiente organizar reuniones donde se dice que en el país existe seguridad jurídica, se debe demostrar que es así. ¿Por cuáles alternativas de financiamiento optará el Gobierno?.

Es analista económico y financiero.