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Oposición

Luis Alberto Gonzales, presidente de nuestro Senado, dijo que en el referéndum del 21 febrero el MAS se juega la vida. No sé si es para tanto. Pero, en todo caso, quien sí va a poner la cabeza en el ruedo es la oposición. Y ellos lo saben bien. Al punto que ya han puesto en marcha su plan para evitar que Evo los aplaste de nuevo en 2019.

La primera acción es intentar separar el No del pasado. Para ello han decidido que ni Tuto ni Samuel e incluso Rubén Costas serán los voceros de la tendencia. Consideran, y en eso están acertados, que el boliviano medio rechaza el pasado neoliberal.

Los voceros entonces serán los periodistas afiliados a la corriente opositora, que escondiéndose bajo la falacia de la “independencia” pondrán en juego todo su prestigio para hacerle creer al elector que tras la movida para el No lo que hay es un movimiento ciudadano. Ya se han visto los primeros brotes: Rubén Costas dijo que el jefe de la campaña por el No serás “vos ciudadano”. En las redes sociales inmediatamente los comunicadores orgánicos del antievismo sacaron la misma consigna.

La segunda acción es enmascarar la verdad: ya no queremos a Evo, queremos a los opositores de derecha, tras una pretendida defensa de la democracia. Para ello articulan la idea de que el actual Mandatario busca quedarse de por vida en el Palacio Quemado. Que esto se trataría de una “monarquía”. “No estoy contra Evo, sino a favor de la democracia” es la frase que resume esta movida táctica. Detrás de ella está la convicción de que Evo Morales es aceptado mayoritariamente, pero… la democracia estaría por encima. Con seguridad el oficialismo contraatacará mostrando el apoyo de movimientos sociales y de figuras que apoyan al binomio Evo Álvaro.

Ahora bien, el 21 de febrero no se jugará el futuro de 2019 para adelante, sino los inmediatos próximos años. De vencer el No, vendrá la idea de que somos gobernados por un partido al que ya no acepta la mayoría nacional y la oposición trabajará mañana, tarde y noche para desestabilizar. De ganar el Sí, la oposición se verá obligada a repensarse, a ver sus antiguos liderazgos, a proponer un nuevo país donde no solamente lleves la contra, sino propongas cosas positivas y realistas.

Como vemos, los días que vienen son cruciales. La oposición, enmascarada en sus operadores mediáticos, trabajará denodadamente en los medios chicos y en las redes sociales. ¿Alcanzará? El viernes siguiente a las elecciones lo comentaremos.