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Nuestras acciones

Si ponemos mayor atención a nuestro alrededor, evidenciaremos que en los últimos años los mayores desastres naturales van en incremento por su estrecha relación con el cambio climático, hoy ya se registran temperaturas que van en ascenso y alteraciones en la cantidad e intensidad de lluvias. “El clima está cambiando, antes no era así”, escuchamos esta afirmación de nuestros padres o abuelos. La ciencia corrobora esta percepción, los avances científicos demuestran que estos cambios son exacerbados a raíz de nuestras propias acciones. Según últimos reportes de la Fundación Amigos de la Naturaleza, en Bolivia hasta 2013 se han deforestado 5,7 millones de hectáreas, de ese tanto el 75% es destinado a la ganadería, a esto se suman afecciones severas por incendios de nuestros bosques, cerca de tres millones de hectáreas por año. 

Por otro lado, se concibe la necesidad de ampliar la superficie objeto de desmonte permitido de 5 a 20 hectáreas por año por agricultor. Como resultado de estas medidas, la producción de carne de res se incrementó en un 41%, estimando que no solo cubre el consumo interno, sino también con fines de exportación. Es incierto si bajo estas medidas se garantizará la soberanía y seguridad alimentaria, porque en realidad las acciones deberían promover que productores pequeños produzcan de manera eficiente de acuerdo a la capacidad de uso de los suelos, para que su economía mejore, al igual que su calidad ambiental.

¿Qué estamos haciendo para restituir nuestros bosques? —pocos son los avances— por ahora vamos con 100.000 hectáreas reforestadas, eso quiere decir un 0,2% de “recuperación” de bosques. A esto se suman preocupantes estudios que demuestran cómo en la Amazonía se están muriendo prematuramente bosques a causa de la sobresaturación de los gases de efecto invernadero. Esto también repercute en un círculo vicioso, en el que nuestros pulmones son cada vez menos capaces de filtrar aire puro para que podamos respirar.

Entonces deberíamos preguntarnos: ¿Nuestras acciones realmente aseguran un mundo mejor para nuestros hijos?, ¿nuestra actitud y acciones garantizarán el agua en cantidad y calidad, alimentos, aire puro y todo lo que implica el Vivir Bien? ¿Qué estamos dejando como legado? Probablemente mayor cantidad de ríos contaminados, tierras infértiles y erosionadas por usarlas demasiado, ningún árbol para guarecerse. Los síntomas son evidentes y no somos capaces de discernir qué consecuencias tienen nuestras acciones. Pensemos en los que vendrán y no en nuestros intereses.