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Contraviolencia, prácticas colonialistas

Desde hace unos días vivimos con una avalancha de información sobre el atentado por grupos armados del ISIS a la capital de Francia, París. Las cadenas internacionales y sobre todo las europeas han difundido muchos detalles e imágenes del infausto acontecimiento. Las cadenas latinoamericanas y los nuestros hacen un burda repetición de lo que dicen esos monstruos de la comunicación. ¿Quién no va a cuestionar las muertes de muchos y muchas inocentes en espacios públicos como el estadio, estar en un concierto de música rock o en un restaurante?

La violencia descarnada genera mucho miedo y es lo que está sucediendo en París, pues la búsqueda de los yihadistas del estado islámico continúa y todavía con muertes horrorosas. Escuché muchas preguntas sobre el acontecimiento y sobre todo la frase, “¿por qué los terroristas islámicos odian tanto a Francia y el mundo europeo, incluido por las ideas a Estados Unidos?”.

Muchos analistas de los medios de comunicación tienen respuestas muy simplonas sobre lo acontecido, de pensar que ISIS, grupo que se autocalifica del atentado, son unos asesinos fundamentalistas, que lo único que les interesa es causar terror a los “occidentales”. Recuerdo el libro de Franz Fanon, Los condenados de la tierra, en uno de sus capítulos titulado La guerra colonial y los trastornos mentales trata sobre los efectos psicosociales de la colonización y particularmente de la francesa a su excolonia Argelia. Fanon como buen psiquiatra utiliza términos como personalidad colonizada, patología mental, psicosis reaccionales y fundamentalmente el concepto de “la guerra colonial como un auténtico genocidio”. En su intento de develar los efectos psíquicos de la cruel colonización, estudia varios casos de argelinos y franceses atravesados por la guerra colonial y sus efectos múltiples y perversos.

Después del atentado con muertes por gente armada de Isis, Francia se lanzó a la venganza con aviones en el territorio de Siria y no sabemos con exactitud cuánto genocidio se está produciendo o se seguirá causando hacia adelante. De estas intervenciones aéreas ya no tenemos imágenes de las grandes cadenas internacionales como las de París y queda absolutamente minimizado por no decir casi silenciado en tomas cuando los aviones de guerra parten de alguna base militar. Pero esta reacción de venganza francesa de la guerra colonial es respaldada rápidamente por el bloque occidental, por ejemplo el grupo de los 20 países más ricos (G20), incluso se piensa que la OTAN podría intervenir hacia adelante, en fin.

que se prepara el terreno para una ofensiva sangrienta y sin límites a Siria, porque la lógica guerrerista es aniquilar a los terroristas como sea. ¿Esta forma de genocidio humano y cultural resolverá el problema? Pero, en el fondo se ha reproducido o se ha reactivado lo que Fanon llamó “la guerra colonial”, con sus múltiples efectos y desenfrenos. Si continúa la guerra colonial, ya no se sabrá quién venga a quién o que el desquite vengativo puede ser justificable como acto de justicia y lucha contra el terrorismo internacional. Escuchar las palabras del presidente de Francia, François Hollande, que se creía que era socialista, declarar de manera tan colonialista como que su país está “en guerra”, que “no destruirán a la República. La República destruirá al terrorismo”, que “vamos a erradicar el terrorismo”, o que “Siria se convirtió en una fábrica de terroristas”. Está expresado todo el vigor del alma colonial por más socialista que sea. Ukhamapi jichurunakanxa uka jach’a qulqin markanakaxa wasitampiwa arsupxi sasina jiwayañawa uka tirurista markankirinakaruxa.