Queridos banqueros
Para la mayoría de los clientes, sino simpáticos, los banqueros de hoy son tratables
Parecería que ando contra corriente respecto a un sentimiento popular, cuando me refiero así a los gestores o propietarios de las entidades bancarias y financieras de nuestro país, intentaré transmitir mi motivación. Hasta hace poco, quienes hemos tenido que lidiar con la banca para acceder a préstamos, bien para la compra de vivienda o su anticresis, bien para el emprendimiento de un negocio, recordamos la odisea que representaba; un sinnúmero de requisitos, elevadísimos porcentajes en tasas de interés, exagerada solicitud de garantías, en fin… Era lo que uno debía aceptar para lograr el recurso, sin que nadie pusiera límites a estos excesos, arbitrariedades y atropellos.
Hoy, quienes se acercan a la banca con idénticos propósitos ya no padecen “en exceso” de tales atropellos y ello tiene una razón: el establecimiento de metas intermedias anuales que las entidades de intermediación financiera deben cumplir en sus carteras de crédito, destinadas al sector productivo y a viviendas de interés social, hasta alcanzar mínimos definidos para un quinquenio, lo que los obliga a flexibilizar de manera progresiva la exigencia de determinadas garantías y exigencias anodinas, así como competir por la fidelidad de sus clientes con moderadas tasas de interés y la prestación de servicio de calidad y con calidez.
Es ilustrativo recordar que cuando el Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, a principios de año, estableció dichas metas, representantes de la banca privada se manifestaron desconfiados de poder alcanzar tan elevadas cifras so pretexto de una inadecuada coyuntura económica y temerosos de una tergiversación del mercado (favorable particularmente a ellos) que incrementaría el riesgo crediticio. Diez meses han pasado de la incomprendida norma y los resultados hablan por sí solos, 15 de 17 bancos, no solo alcanzaron la meta, sino que la superaron y los dos restantes están a un paso de cumplirla.
El acierto de esta clase de políticas de Estado va más allá porque permiten encaminar el desarrollo de la economía, priorizando la atención a determinados sectores bajo la orientación del nuevo modelo económico social comunitario y productivo.
Para el caso, el impacto que esta regulación está logrando hasta el momento se verifica en más de dos decenas de miles de familias que concretaron su sueño de contar con una vivienda, así como en la colocación crediticia de más de 5.000 millones de dólares en el sector productivo. Para la mayoría de estas familias y emprendedores, sino simpáticos, los banqueros de hoy son tratables, y esperemos que concluido el quinquenio, muchísimos más podamos referirnos a ellos como: nuestros queridos banqueros.