La reelección presidencial la decidirá el pueblo, en el referéndum que se realizará el 21 de febrero. Si el pueblo vota por el Sí, libre y democráticamente esa reelección será posible, pero si vota por el No, esa reelección estará prohibida. Tanto Evo Morales como Alvaro García no podrán repostularse a un nuevo mandato. Consultarle al pueblo, al soberano, sobre la conveniencia o no de una medida es lo más democrático en una sociedad democrática. Entonces, las voces que se oponen a la consulta, invocando nada menos que la Constitución y a la democracia, son absolutamente antidemocráticas.

¿La reelección es atentatoria a la democracia? ¡No! Las constituciones de 14 de los 18 Estados de Latinoamérica la avalan, porque consideran que la continuidad permite la estabilidad política y económica de los Estados. Los únicos países que no permiten la reelección en Latinoamérica son Guatemala, Honduras, México y Paraguay, que no son precisamente dechado de países prósperos. En otras latitudes la continuidad ha sido y es una fórmula de éxito para los pueblos; en Rusia, luego del derrumbamiento de la URSS, Putin, con un mandato continuo de más de 15 años, ha modernizado y potenciado a su país; en Alemania, Angela Merkel, con un mandato de más de 10 años continuos, ha convertido a su país en el más próspero de la Unión Europea; en España, Felipe Gonzales, con un mandato continuo de 14 años, consolidó la democracia y prosperó a su país después de una dictadura; en Inglaterra, Margaret Thatcher, con un mandato continuo de más de 11 años, dio prosperidad y potenció a su país; en los EEUU, Franklin D. Roosevelt, con un mandato continuo de 14 años, llevó a la victoria contra el nazismo y potenció a su país. Y, a ninguno de los mencionados en sus pueblos los llamaron autoritarios o dictadores, por haberse postulado una y otra vez a un nuevo mandato. En Bolivia, Andrés de Santa Cruz, el mejor presidente, gobernó de manera continua por casi 10 años, tiempo en el que nuestro país en vez de achicarse se agrandó y fue una potencia en su época. La experiencia de los pueblos del mundo muestra que los países optan por la continuidad presidencial para salir de crisis económicas y políticas crónicas, caso en el que apuestan por gobiernos duraderos que aseguren estabilidad y progreso, desde luego con aprobación del voto popular. Bolivia siendo el país con más golpes militares y, consiguientemente, el más inestable del mundo, hasta con seis presidentes en un día (6-X-1970), tiene todo el derecho de optar democráticamente por un gobierno duradero para curarse del caos del pasado, la pobreza extrema, la inestabilidad y la dependencia.

Entonces ¿Cuál el miedo de la oposición? ¿Si Morales y García son tan malos, malísimos gobernantes, como lo pregonan diariamente, por qué temen que el pueblo los apoye en un nuevo mandato? ¿Cuál la propuesta de la oposición, quién es su líder, cuál es su programa? La oposición se parapeta simple y llanamente detrás de un ¡No! rotundo, pero vacío, detrás de ese ¡No!, no hay una propuesta alternativa. Entonces dejemos que el pueblo vote por lo que más le convenga.