A 67 años de la abolición del Ejército
Esos logros son gracias a la inversión constante que ha permitido la abolición del Ejército
Desde 1986, cada 1 de diciembre, Costa Rica celebra el Día de la Abolición del Ejército. Este hecho, trascendental en la historia costarricense, comienza a penetrar en el ideario nacional desde poco antes de mediados del siglo pasado. La decisión se tomó en 1948, pero fue elevada a rango constitucional hasta 1949. ¿Por qué se decidió esto? Para esta época el Ejército costarricense se encontraba ante distintas conjeturas que dejaban al país con dos opciones: reforzar una institución que ya no permeaba en el pensamiento popular tan intensamente, como lo hizo en el pasado y dejar de lado los avances socioeconómicos que le urgían al país debido a la falta de presupuesto, o abolir las fuerzas militares como forma de compromiso con el camino civilista que seguía el país e invertir ese dinero en seguridad, salud y educación. Es así como en el acto del 1 de diciembre de 1948 se le da las llaves del Cuartel Bellavista a la Universidad de Costa Rica con el propósito de crear el Museo Nacional.
A 67 años de este acto, el país debe pensar en los logros que le ha brindado la abolición y los desafíos que plantean ser un país sin Ejército. En cuanto a los logros, se puede observar cómo el presupuesto que anteriormente se dedicaba a las Fuerzas Armadas fue replanteado como parte de los presupuestos para la salud y la educación. Una mayor cantidad de jóvenes pudo optar por un grado educativo superior en vez de uno militar. Los generales y capitanes se vieron reemplazados por maestros. Se crearon las escuelas normales, las cuales favorecían la negociación y el diálogo como métodos de resolución alternativa de conflictos. En síntesis, la abolición del Ejército fue el fortalecimiento del sistema educativo, lo cual afectó positivamente al desarrollo a largo plazo del país.
Por otro lado, Costa Rica enfrenta grandes retos en la actualidad, tales como la desigualdad, el impacto del tráfico de drogas y la violencia en el ámbito local. Es necesario analizar las mejores acciones para combatir estas situaciones de manera que se respete la tradición civilista y pacífica que heredó la abolición del Ejército. El país se ha mostrado a favor del desarme, posición que se puede observar en el ámbito interno al ser el país que más destruye armas en Centroamérica. Actualmente se están tomando medidas en todos los campos en los que se han visualizado retos y se han visto resultados mayoritariamente positivos. A pesar de que ninguna de estas situaciones tiene una solución rápida, todas apuntan hacia un mismo lugar: la educación. Se necesita fomentar todavía más el diálogo dentro de las aulas, divulgar más todas las oportunidades de estudio disponibles para afrontar la desigualdad, apreciar y darle su lugar por completo al espíritu de paz de los niños costarricenses.
Este aniversario le recuerda a Costa Rica sus logros y su situación actual, pero más que todo es una fecha para conmemorar el espíritu civilista. Una fecha para celebrar la paz. Costa Rica ha suplantado a su Ejército con educadores e instituciones sociales debido a un reconocimiento del diálogo y los medios de resolución alterna de conflictos como pasos hacia una población más involucrada en los asuntos nacionales, más presente. Según el Consejo Nacional de Rectores, la matrícula en las universidades públicas ha aumentado en un 50% en los últimos 15 años y, dentro de cinco años, el país tendrá 122.000 nuevos profesionales. Estos logros son gracias a la inversión constante que ha permitido la abolición del Ejército y esto es lo que se celebra el 1 de diciembre.