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Las bombas no bastan

Los bombardeos achicarán el territorio del califato, obstaculizarán sus suministros, cercenarán parte de su financiación. Pero el compromiso militar por sí solo no basta. Se necesita mucha política:

1) Si se desaloja Raqqa, bien, ¿pero quién la ocupa? Falta diseño político-diplomático.

2) Si la alianza europea e internacional en formación no incluye potentes ingredientes musulmanes quedará coja. Moral, ideológica, mediáticamente.

3) Sobre todo porque la actual yihad no se dirige solo, ni quizá principalmente, contra Occidente. La prueba es que los atentados y muertes que produce en casa (de Líbano a Túnez, de Irak a Turquía) son abrumadora mayoría sobre los que perpetra fuera.

4) Así que tanto o más que una guerra contra el Norte, la yihad es el éxtasis de un pulso político interno por la hegemonía del mundo islámico: entre chiíes (15% de su población) y suníes (85%), y entre éstos, fragmentados entre la milicia terrorista y los partidarios de elecciones (urnas no equivalen a democracia) como mecanismo de acceso al poder; entre los seguidores de un califato único y los de unos poderes nacionales.

5) Si eso es así, una alianza antiyihadista únicamente del Norte, incluso con Rusia, es una autotrampa mortal: disfraza el carácter del conflicto, lo que pretende el Estado Islámico. Identifíquese el real interés de Moscú. ¿Mantener al líder sirio Assad? ¿O una salida permanente al Mediterráneo? Negóciese.

6) Si no se echa antes o después a Assad (sin destruir el Estado y Ejército sirios, contra lo que se hizo estúpidamente con el Irak de Sadam), nunca quebrará la coartada resistencial del EI.

7) El ahogo financiero de los insurgentes exige, tanto como destruir sus camiones de transporte de petróleo, negociaciones y pactos con sus presuntos financiadores institucionales del golfo Pérsico.

Y arreglos con los compradores regionales del carburante de contrabando. Y apoyo a los peshmergas kurdos, sin centrifugar a sus rivales, los aliados turcos.

8) Y el fin de la (exitosa) negociación multilateral con Irán, sobre su desistimiento nuclear y su retorno al mundo real, reverdeció la vis atractiva del juego incentivos/represión; abrió una ventana de oportunidad… Solo hay que cabalgarla.

Es periodista y analista político español.