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Razones para el No

Mientras el MAS acelera raudo hacia el referéndum de febrero, la oposición se despereza asfixiada por su falta de unidad y de criterio. Doria Medina prefiere que la consulta se cancele y que el dinero se invierta en los más necesitados. El núcleo social de la disidencia, encabezado por Roberto de la Cruz y Gualberto Cusi, recorre calles y comarcas repudiando toda perpetuación en el poder.

Con el No, esperan abrir puertas para otro líder popular y de izquierda que ya no sea Evo Morales. Buscan un nuevo rostro que nos reafirme en la senda, aunque procurando desechar vanidades y dogmatismos. En otra esquina, 100 personalidades de prestigio, ligadas al Partido Verde y a lo que fuera el frustrado Frente Amplio, han redactado un manifiesto en el que llaman a poner fin a la “autocracia” del MAS. Hablan de una nueva oportunidad y le ponen una sigla: N.O.

Con esa argumentación, el No camina con prisa hacia una derrota. Y es que la única posibilidad para que Evo sea reemplazado por un rostro afín, aunque renovado, es que él mismo desista de participar de la elección de 2019. El relevo debería salir inevitablemente del MAS y tendría que ser ese partido el que se vea obligado a plantearlo en caso de que el electorado boliviano se lo imponga, votando por el No.

En los hechos, el referéndum de febrero es casi una elección interna para los masistas. Como ellos no han podido elegir un caudillo alterno, entonces nos dejan a los bolivianos esa compleja tarea.

En caso de que votemos por el No, los obligamos a buscarse otro candidato, pero si decimos Sí, les damos la pésima impresión de que el llamado proceso de cambio es Evo-dependiente.  
¿Autocracia? No pues. En Bolivia, durante esta década, el poder se ha concentrado en pocas manos, pero no por ello hemos dejado de ser una democracia. Si en Venezuela o Argentina los opositores han conseguido contundentes victorias este año, ¿por qué pensar en que acá no puede ocurrir lo mismo? ¿Acaso la oposición boliviana no ha avanzado sin hacer mucho esfuerzo en las dos últimas consultas?, ¿no salió acaso batiendo palmas de las elecciones subnacionales y los referéndums autonómicos?

En Bolivia habrá autocracia solo cuando en la papeleta de sufragio se lamente un solo color y una sola foto, cuando sea materialmente imposible organizar un movimiento distinto al de las autoridades, y cuando no haya ni una sola vitrina para exponer una opinión diferente. El solo hecho de que se necesite preguntar al electorado para cambiar la Constitución ya nos dice mucho sobre cómo se toman las decisiones en el país.

Mientras tengamos un partido predominante y un cierto consenso en torno a una batería de ideas, lo que tenemos es solo una democracia asimétrica, pero nunca una autocracia. Entonces luchemos por la simetría, no contra la dictadura.

De modo que razones contundentes para el No hay muchas, pero no parecen ser las esgrimidas hasta ahora por la oposición. La victoria del No sería lo mejor que le podría pasar al MAS. Lo obligaría a encarar el supremo desafío de caminar lejos de la sombra de Evo, de compulsar nuevas figuras y discutir cómo renovar su propuesta. Del mismo modo, daría energías a la oposición para que se siente a pensar en serio en un contexto político post-Evo. ¿Será entonces que alguien pierde con una victoria del No?