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Tasas de la FED

La Reserva Federal (Fed), responsable de la política monetaria estadounidense, dispuso la semana pasada un incremento gradual de su tasa de interés de referencia después de casi una década de mantenerla “congelada”, decisión que ha puesto en alerta a los mercados financieros mundiales con posibles efectos no del todo alentadores especialmente para los países emergentes.

Los análisis, opiniones y preocupaciones al respecto no se dejan esperar, toda vez que la sensibilidad de los inversores se encuentra a flor de piel y sus reacciones podrían alterar los débiles equilibrios económicos en países que se encuentran en estado vulnerable y que por efecto “dominó” alcanzaría las más extremas latitudes, incluida nuestra economía, que de alguna u otra forma se encuentra integrada al mercado global. Por lo tanto, sería sensato adoptar algunas previsiones que ayuden a contener el posible embate.

Si bien la intención del banco central estadounidense de elevar las tasas de interés tiene como objetivo controlar la inflación local, con el encarecimiento del dólar, y a la vez reducir el ritmo de endeudamiento de las empresas y familias, en el resto del mundo los efectos colaterales se pueden traducir en una mayor volatilidad, incertidumbre y mayores costos de crecimiento; impactos que en el corto plazo podría afectar el bienestar de la población.

En efecto, tasas de interés al alza son sinónimo de una deuda externa más cara (incluida la estadounidense) por el incremento de los costos financieros. Además, un dólar fuerte implica divisas locales más débiles, que se ven presionadas a devaluaciones implícitas ante la inminente migración de capitales, que como golondrinas buscarán los “cálidos” parajes del hemisferio norte en búsqueda de mejores rendimientos. Finalmente, como cereza en la torta, el precio del petróleo se contrajo hasta llegar a sus mínimos históricos en los últimos ocho años. 

¿Y cómo incide todo esto en Bolivia? Está meridianamente claro: existirá una mayor presión a las cuentas fiscales por el incremento en los costos financieros emergentes del pago por los bonos emitidos en los mercados internacionales, además de la deuda externa comercial vigente; adicionalmente, los créditos comprometidos no llegarían en los montos esperados, las presiones de devaluación del boliviano (Bs) serán mayores por la salida de capitales y un menor ingreso de divisas por la exportación de gas, efecto que podría paliarse con la venta de divisas, medida que sin embargo tiene un margen de tolerancia.

Este incremento adoptado por la Fed da lugar a una serie de interrogantes respecto al rumbo que emprenderán las economías del orbe, que sin lugar a dudas sentirán las réplicas de este “seísmo” financiero, y que dicho sea de paso se repetirá a futuro, en la medida en que se anuncien nuevos incrementos en las tasas de interés de la Reserva Federal.