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La cara de 2016

Solo tengo un propósito para este año: ser Harrison Ford. Él es el único hombre que puede enfrentarse a todos los peligros con la misma cara. Lo demuestra en una escena de El despertar de la fuerza. Está rodeado de soldados enemigos sin rostro. Le llueven rayos láser. Su propio hijo lo ha traicionado pasándose al lado oscuro. Para defenderse, apenas cuenta con una ballesta. Pero después de cargarse a un par de esbirros con ella, su comentario más sentido es: —Me gusta este cacharro. Él jamás pierde la calma. No se despeina cuando su nave alcanza la hipervelocidad, ni cuando lo atacan sicarios o monstruos con tentáculos. Si una situación extrema lo obliga a sonreír, levanta solo un lado del labio, para no gastarse.

No es de extrañar: este tipo se arriesgó a perder la mano para rescatar su sombrero en Indiana Jones. Cuando tuvo una pistola en la garganta, en Air Force One, solo sintió una comezón. Y cuando sospechó que era un replicante en Blade Runner, ¿cómo expresó su conmoción y angustia? Se montó en un ascensor.

Haga usted el experimento con cualquier aplicación de videomontaje. Pruebe la misma imagen de Harrison Ford con tres diferentes continuaciones: un bebé, un edificio en llamas y una mujer desnuda. El mismo rostro se adaptará como un guante a cada caso.

En este 2016 nos esperan incertidumbres en España y Cataluña, mareas de refugiados en Europa, una guerra en Medio Oriente y Donald Trump en Estados Unidos. Para llevar 2016 con dignidad, todos vamos a necesitar la cara de Harrison Ford.