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Jaguares amenazados

En pocas semanas ha coincidido la publicación de dos fotografías, ambas en Facebook, de dos ciudadanos bolivianos que se jactan, cada uno por su lado, de haber participado en la cacería de dos jaguares, un hermoso animal, reconocido —con justicia— por los indígenas de América como un ser “místico, sabio y protector de los bosques”, y que hoy en día se encuentra en peligro de extinción precisamente por la caza furtiva y por la destrucción de su hábitat para la habilitación de tierras de pastoreo y el cultivo de productos agroindustriales. En la primera, publicada a fines de noviembre, se puede observar a Humberto Masaym, de Santa Cruz, quitándole la piel a un jaguar, junto a comentarios en los que se jacta de su gran “hazaña”.  En la otra es Carina Solano, oriunda de Cochabamba, quien, con una sonrisa de oreja a oreja, sostiene con las manos a un jaguar muerto. Es de esperar que la justicia sancione cuanto antes a los protagonistas de estas dos fotografías, de tal manera que su castigo sirva como un precedente para todos aquellos que gustan de atentar contra el patrimonio natural del país, incapaces de entender que sus acciones, lejos de constituir una proeza, ponen en evidencia algunas de las peores lacras de las que adolece el ser humano, como son la desconsideración por la naturaleza, el egoísmo y la soberbia.