Gonista habla
No somos luchadoras porque nos gusta, luchamos para defender nuestras vidas.
Carlos Mesa no solo es gonista, como suplente de Gonzalo Sánchez de Lozada (Goni), y teniendo el apoyo del pueblo, demostró mediocridad e incapacidad. El neoliberalismo pudo reivindicarse con él de haber tenido la inteligencia de decretar las medidas que después Evo realizó. Medidas que no son grandes conquistas revolucionarias, sino mínimas condiciones de dignidad como país; por ejemplo la llamada nacionalización de los hidrocarburos, algo muy simple que no era comunismo, ni socialismo, ni mucho menos revolución de las estructuras de opresión.
Hoy la derecha confabula, digo derecha y me refiero a quienes se benefician del sistema patriarcal que es capitalista, racista y machista; esa derecha internacional que se articula con la derecha en Bolivia y pretende borrar la memoria histórica de nuestras luchas. No somos luchadoras porque nos gusta, luchamos para defender nuestras vidas y las vidas de nuestras comunidades y de las personas que amamos. Si no lucharíamos, nos arrebatarían la vida, los sueños de aprender, de cantar, de hacer deporte, de trabajar. Si dejarían de quitarnos las mínimas condiciones para construir nuestra felicidad, nosotras nos dedicaríamos a eso, a construir nuestra felicidad cada día. ¡Pero no!, la ambición, la prepotencia, el capitalismo, el racismo, el machismo, en suma, el patriarcado, nos quitan cada día tiempo y energía.
La confabulación de la derecha tiene varias estrategias, no descartan el golpe militar o paramilitar de la mano de los cívicos y hordas de jóvenes fascistas, como los de Sucre y de Santa Cruz. Hoy la estrategia mayor se concentra en atacar la memoria, relativizar crímenes de agravio a la humanidad o los delitos como aprovecharse de bienes públicos y regalar las empresas nacionales. Quieren despolitizar las palabras como “cambio” para resucitar a los viejos verdes y mañudos del neoliberalismo. Y lo propio con la palabra “corrupción”, para dirigir su significado solamente a indígenas y a dirigentes de las organizaciones sociales.
El gonista habla sin-vergüenza porque está confiado en que gracias al espacio que le dio este gobierno, ha podido aparecer públicamente sin-vergüenza; nuestra opinión fue siempre contraria a darles lugar a neoliberales y derechistas. Nos extraña bastante las respuestas tan “mesuradas”, entre las cuales se lee a Álvaro García Linera diciendo que aquellas declaraciones son un “despropósito” y un “lapsus histórico”. No les sugerimos nuestro lenguaje ni pedimos ajos y pimientas, pero les exigimos un mínimo de claridad política y posicionamiento ético con las víctimas alteñas e indígenas de la masacre del gas.
Sr. Mesa, según usted, entonces también las mujeres deben entender —y es clave que lo hagan— que es incomprensible que hoy decidan vivir sin violencia, sino las hubieran golpeado, violado y matado antes. Nunca jamás debieron ocurrir tales infamias, en el país y en nuestros cuerpos; y no es como usted dice, que más bien debemos agradecer a violadores, genocidas, vendepatrias y feminicidas las conquistas que hoy tenemos en el país y en nuestras vidas.