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No hubo veto

Debo empezar diciendo que soy la periodista a la que le tocó redactar la nota del anuario de La Razón 2015 acerca del fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) sobre la objeción de incompetencia interpuesta por Chile para que ese tribunal internacional resuelva la demanda marítima boliviana. De entrada, a través de estas líneas, quiero dejar en claro lo siguiente: cuando me tocó hacer la revisión del archivo para redactar este material, y también cuando comencé a escribir, nadie me instruyó o me prohibió o me sugirió siquiera no hacer mención a la labor que cumplió el expresidente Carlos Mesa en ese proceso, como vocero de la demanda boliviana.

Y hago esta aclaración porque el martes 5 de enero, el periódico Página Siete publicó en su sección de Al Día una nota institucional sobre su página web, en la que se hace referencia a un supuesto “veto” y una decisión de La Razón de “ignorar” deliberadamente la tarea que cumplió el vocero internacional de la causa marítima boliviana. Es más, se hizo referencia a que ello se debió a supuestos celos del Palacio de Gobierno respecto a la popularidad del exmandatario y a su postura contraria a “la reelección” del presidente Evo Morales. Rechazo esta versión.

Lo que sí, lamento mucho no haber incluido en el anuario el importante papel que efectivamente jugó, y aún juega, el expresidente Mesa en la demanda marítima boliviana. Y ciertamente fue un error no considerar la labor de tan prestigiosa personalidad, quien hizo quedar muy bien al país por el conocimiento que tiene de este tema y por la cátedra impartida en el exterior y en Bolivia.

Lamento mucho que se diga que el ignorar el trabajo de esta exautoridad sea “poco objetiva”. No es así, y reitero, no es que se decidió deliberadamente no tomarlo en cuenta. Quiero también dejar en claro que nadie me pidió escribir estas líneas. Lo hago porque me siento indignada, porque es mi trabajo el que se pone en entredicho, es mi labor como periodista la que se cuestiona, sin siquiera haberme consultado, como autora de ese material, si es que efectivamente hubo veto o alguna prohibición. No sé de dónde se ha sacado esa versión.

Y para que no quede duda, debo explicar que los temas del anuario se discutieron en reuniones de editores, sobre la base de una revisión del archivo por cada uno de los equipos conformados para el efecto. Luego, ese trabajo incluso sufrió ajustes por el aporte de los periodistas.

Con todo el respeto que se merecen mis colegas de Página Siete, espero que la próxima vez que se escriba sobre supuestos vetos o falta de objetividad se recurra a las fuentes primarias.