Luego del paso, por tercer año consecutivo, del Dakar por el territorio nacional corresponde realizar una rigurosa evaluación sobre los beneficios, costos e impactos generados por esta competencia en el país, con el fin de identificar las falencias cometidas durante la carrera, que es el primer paso para evitar que se repitan, y aprovechar mejor las potencialidades de esta actividad.
Entre los beneficios cabe resaltar, como ya antes se mencionó en este mismo espacio, la excepcional cualidad de este rally para dar a conocer a millones de personas de diferentes regiones del mundo los espectaculares paisajes del sur del país, y en particular el salar de Uyuni, los nevados y las lagunas coloradas apostadas en su interior. Pues de esta manera se promueve el turismo nacional, una actividad que puede contribuir en gran medida a la economía, generando empleo y nuevas fuentes de ingreso para los pobladores, a tiempo de atraer divisas para la nación. Además, el turismo contribuye al desarrollo de las personas, ya que no hay nada mejor para romper prejuicios y aprender a valorar la cultura, la historia y la naturaleza que viajar y conocer nuevos lugares.
Por otra parte, además de las agencias de viajes y los hoteles, miles de familias, muchas de ellas de escasos recursos, se beneficiaron gracias al transporte, alimentación y alojamiento de los aproximadamente 450.000 turistas (50.000 extranjeros y el resto provenientes de otras regiones del país, según estimaciones gubernamentales) que llegaron a la región para presenciar el Dakar.
No obstante, así como esta actividad trajo beneficios económicos, también ha generado impactos negativos, como la destrucción de ruinas arqueológicas, según denunció Carlos Lemus (integrante de la Sociedad de Antropología de La Paz), y no solamente por el paso de una gran cantidad de vehículos (motocicletas, cuadriciclos, automóviles, camiones y los diferentes motorizados de apoyo), sino también por la presencia de turistas que invadieron, sin ningún tipo de restricción, importantes reservorios arqueológicos con objetos precolombinos a flor de tierra, momias y formaciones de rocas volcánicas. De acuerdo con Lemus, los visitantes incluso se treparon a los chullpares para observar mejor la competencia. Daños que dicho sea de paso fueron uno de los motivos por los que Chile y Perú decidieron no participar este año en esta competencia.
A ello cabe añadir la acumulación de basura y la emisión de gases contaminantes durante la competencia (más de 10.000 toneladas de CO2, según el Ministerio de Culturas); una cifra que sin embargo resulta ínfima si se la compara por ejemplo con la contaminación provocada por la actividad minera en la región. Por último, uno de los hechos más lamentables fue sin duda el fallecimiento de un espectador de 63 años que murió al ser arrollado por el piloto francés Lionel Baud.