Ironías del Vivir Bien
Aún no aprendemos a valorar los humedales, al extremo de perder un ecosistema como el Poopó
Sabías que somos un país líder en sitios Ramsar (humedales considerados de importancia internacional debido a su riqueza biológica? Pues sí, con una extensión de 14,8 millones de hectáreas, 11 de los cerca de 2.000 los sitios Ramsar registrados en el mundo se encuentran en Bolivia. Estos humedales brindan beneficios y servicios ecosistémicos que todavía son muy poco valorados. Según la Convención Ramsar, el más antiguo de los acuerdos intergubernamentales sobre el medio ambiente, los humedales son vitales para la supervivencia humana, desde el suministro de agua dulce, alimentos y materiales de construcción y biodiversidad, pasando por el control de las crecidas y recarga de aguas subterráneas, hasta la mitigación del cambio climático.
Bolivia se unió a este convenio en 1990, reconociendo legalmente a los humedales como hábitats de aves acuáticas. El tratado se negoció en los 60 y entró en vigor en 1975. Sin embargo, a pesar de nuestros compromisos en favor de estos lugares, hoy debemos lamentar la desaparición de uno de nuestros sitios Ramsar: el lago Poopó. Pues sí, ese otrora humedal de 2.337 km2 en la actualidad no es más que un lugar seco y desolado. Los efectos del cambio climático, el fenómeno de El Niño y —sobre todo— la actividad humana en desmedro de los recursos hídricos (como el desvío de agua para riego, la pesca excesiva, la contaminación y la falta de atención) suscitaron un desastre ecológico, que pone en evidencia nuestras contradicciones sobre las acciones y decisiones en favor de nuestra Madre Tierra.
Si bien hace seis años existían recursos para realizar un buen manejo de la cuenca Poopó, está claro que éstos se desvanecieron junto al agua. Este humedal quedó seco, y lo único que ahora perdura es la esperanza de sus pobladores de que las autoridades del Estado decidan actuar y ser consecuentes con el discurso del Vivir Bien en armonía con la Madre Tierra.
Estas ironías del Vivir Bien nos hacen reaccionar y levantar la voz. Somos un país rico en biodiversidad, estamos entre los 15 países más megadiversos del planeta, somos la nación con la mayor extensión de sitios Ramsar en el mundo, y aun así no hemos aprendido a valorar su importancia, e incluso nos damos el lujo de perder un ecosistema como el Poopó. ¿Cuántos humedales más se perderán por nuestras acciones y el cambio climático que está en curso? Más allá de ser una responsabilidad del Estado, es momento de reconocer que todos tenemos derecho de contar con un medio ambiente sano, y eso solamente será posible si todos actuamos como ciudadanos ambientalmente responsables.
Es directora de Comunicación de la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN).