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Saldos carnavaleros

El pasado fin de semana, con el entierro del pepino en la sede de gobierno y el Corso de Corsos en Cochabamba, el país se despidió del Carnaval. Algunos aprovecharon este feriado largo para descansar; los menos, para viajar; y los más, para disfrutar de la fiesta y la algarabía; un tiempo de ocio ciertamente necesario para reponer fuerzas, despejar la mente y enfrentar, luego del festejo, los desafíos cotidianos con una perspectiva renovada.

No obstante, de nueva cuenta muchos sectores vincularon estos tiempos de esparcimiento con el consumo exagerado de bebidas alcohólicas. Una práctica que, además de dañar la salud, se caracteriza por sacar lo peor de las personas, cohibiendo la responsabilidad y a la vez potenciando la agresividad y el resentimiento; peligrosa combinación que este feriado largo le costó la vida a al menos 52 personas y causó miles de heridos.

Ahora bien, no por habitual este saldo carnavalero debiera pasar desapercibido. Al contrario, debería ser leído como una nueva advertencia para adoptar medidas contra el consumo excesivo de alcohol, ora encareciendo el costo de las bebidas, ora fortaleciendo la educación contra esta infausta costumbre. Y esto no solo entre los varones, pues son muchas las mujeres que también gustan de emborracharse, e incluso algunas beben frente a sus hijos.