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Una nueva tragedia naval

De nueva cuenta, la Armada Boliviana vuelve a hacer noticia por el hundimiento de una de sus embarcaciones, que en esta ocasión causó la muerte de una mujer, quien era responsable de la cocina del barco, utilizado para el transporte de combustible. Las autoridades castrenses creen que el naufragio se debió a la crecida del caudal del río Mamoré, cuyas aguas ingresaron por un orificio a la embarcación que en ese momento se encontraba atracada en el puerto Bartos (Beni).

Frente a un hecho de esta naturaleza necesariamente uno debe preguntarse cómo es posible que una embarcación que estaba estacionada pueda hundirse simplemente por el incremento del caudal del río, cuando se supone que ha sido fabricada para navegar independientemente del nivel de las aguas. Asimismo, llama mucho la atención que los militares no cuenten con protocolos de seguridad para enfrentar este tipo de eventualidades, máxime tomando en cuenta que es la vida de las personas la que se encuentra en juego.

Es de esperar que esta lamentable tragedia, que se hubiese podido evitar con medidas sencillas de seguridad, sirva al menos para que los miembros de la Armada caigan en cuenta sobre la importancia de realizar un mantenimiento constante a sus embarcaciones y de la necesidad de prepararse ante posibles contingencias.