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Miles y millones

Miles y millones era la expresión favorita de Carl Sagan, el brillante astrofísico de la serie Cosmos. En esta danza de los millones de la década ganada latinoamericana (2006-2015) circula una versión de que Bolivia habría recibido $us 150.000 millones en exportaciones. Una verdadera fortuna, ya que representa casi cuatro veces el PIB anual del país. Sin embargo, esa cifra que circula en redes sociales es errónea. Los datos oficiales del INE, del BCB, del Viceministerio de Exportaciones y otras bases serias como las del IBCE y Cadex dan cuenta de que en esta década (2006-2015) Bolivia habría recibido en total $us 75.000 millones por las exportaciones.

Para situarnos mejor y según fuentes internacionales, $us 150.000 millones anuales es la cifra de exportaciones del Ecuador, una economía el doble de grande que la nuestra e integrada al comercio internacional vía la cuenca del Pacífico. Una ventaja competitiva que Bolivia adolece desde la guerra de 1879 y que muestra el impacto que tiene la mediterraneidad en el país.

Con todo, es interesante ver que en estos años la contribución de las exportaciones se encuentra en torno al 35% del PIB. Esta cifra ubica a Bolivia respecto a la exposición al comercio exterior en el rango de países de 85 a 100. En ese rango las exportaciones cuentan, pero no lo explican todo. El saldo de generación del PIB (65%) corresponde al consumo interno.

Es innegable que en estos 10 años las exportaciones del país han tenido un salto cuantitativo innegable. Por ejemplo, tomando a 2015 como base de comparación (año en el que  el precio de los commodities que exporta Bolivia se redujeron en torno al 50%) se puede apreciar que se han ajustado a la baja casi todos los precios de la canasta exportable nacional, desde la quinua, hasta el gas natural, pasando por la soya. Aún así, las exportaciones nacionales se comportan razonablemente, y para fines comparativos los $us 9.000 millones de 2015 representan el monto acumulado de las exportaciones en el periodo 2000-2005. En otras palabras, incluso con un ajuste del factor precio, solamente en 2015 nuestro país exportó cinco veces más que durante el previo ciclo económico. El efecto-precio negativo desde octubre de 2014 no ha impactado tan duramente al sector externo boliviano.

El futuro es interesante. Es de esperar que en el decenio 2016-2025 se supere la marca de los $us 150.000 millones anuales, ya que la oferta exportable nacional migrará a bienes de mayor valor agregado, tal como por ejemplo se viene gestionando en el sector energía. En esta década nos convertimos en el mayor país exportador de gas natural de Sudamérica, y en 10 años venderemos a los países vecinos energía eléctrica, etano, butano, fertilizantes y probablemente plásticos.

Otro producto que puede modificar para bien y de manera radical el futuro nacional es el litio del salar de Uyuni, ya que con los desarrollos tecnológicos recientes de empresas como Tesla de Elon Musk y que construye en Nevada (EEUU) la primera de 20 gigaplantas que funcionan a base de energía solar y almacenamiento de baterías de litio, se puede anticipar el verdadero boom de este mineral a partir de 2018 a 2020.

Mientras tanto, deberíamos mirar más de cerca la estructura de las importaciones en el país, donde el dinamismo del mercado interno; la explosión del consumo en las grandes ciudades; los grandes centros comerciales; el arribo de las franquicias alimentarias, hoteleras y de vestimentas internacionales; la explosión del turismo internacional (atraídos por el Carnaval de Oruro, el salar de Uyuni y el Dakar) deberían generar para los empresarios nacionales oportunidades de negocio en sustituir importaciones, y en generar valor agregado “made in Bolivia”.

Como bien indican el Presidente y el Vicepresidente del Estado, el sector empresarial boliviano debería tomar la posta para empezar a generar oportunidades de negocios y de creación de empleos, invirtiendo en el futuro miles de millones de bolivianos, como diría el propio Carl Sagan.

Es gerente de YPFB Transporte, fue embajador de Bolivia ante el Reino de Bélgica y la Unión Europea.