De títulos y otras vainas
Considero que un cartón no tiene valor intrínseco y que no es una prueba irrebatible de nada
Hace un par de años, acudí al salón de la Vicepresidencia para presenciar la condecoración a un grupo de sindicalistas mineros, entre los que figuraba el fallecido Simón Reyes. Como historiadora, me admiró el discurso pronunciado por el vicepresidente del Estado, Álvaro García Linera, sobre la minería en Bolivia. Su reseña detallada sobre las características de la explotación minera desde la época colonial, pasando por la era de la plata, la del estaño, la etapa de la relocalización y que llegaba hasta nuestros días de caída de precios fue simplemente magistral, y difícilmente sería superada por mis colegas especialistas en el tema.
Paradójicamente, entre el público en el que me encontraba una dama cuchicheaba: “Se hace cirugías plásticas para parecer más joven”, refiriéndose al disertante. Concluido el acto, la señora que murmuraba se asomó ágilmente para fotografiarse con la autoridad y me dejó pensando en lo difícil que debe ser hacer política y estar sometido literalmente a todo tipo de ataques descabellados.
La acusación de que el Vicepresidente se hace cirugías plásticas me parece tan ridícula e irrelevante como la que pretende descalificarlo por la falta de un título universitario, por la sencilla razón de que no se requiere de un título para ser una persona exitosa ni para ser un intelectual eminente.
Desde Thomas Alva Edison hasta Albert Einstein hubo y hay genios en todas las áreas que no alcanzaron un título universitario. Solo para citar a algunos: Pierre Curie, Winston Churchill, Henry Ford, Steve Jobs, Bill Gates y Gabriel García Márquez. Si bien en algunos casos tuvieron motivos económicos y en otros tropezaron con trabas burocráticas, la principal razón por la que muchos genios no terminaron sus estudios colegiados fue porque se educaron de forma autodidacta y porque la universidad les quitaba el tiempo que requerían para dedicar a sus investigaciones o proyectos.
Actualmente en Bolivia hay muchos periodistas destacados que no cuentan con un título universitario, porque tras comenzar sus carreras ingresaron a trabajar a medios de comunicación y la vida ya no les dio tiempo para obtener el título. Pero no se los puede descalificar por ello.
Considero que un cartón no tiene valor intrínseco y que no es una prueba irrebatible de nada. Es más, en ocasiones el título solo sirve para que algunos puedan esconder su mediocridad tras el mismo.
Un título dice muy poco de una persona y menos cuando de una persona culta se trata. Los verdaderos intelectuales no requieren cartones para mostrar sus facultades, porque sus investigaciones, libros y artículos publicados, sus disertaciones, su lucidez, su conocimiento y su capacidad pintan de cuerpo entero sus atributos mentales y dan evidencia de su competencia, erudición y en algunos casos hasta de genialidad. De todos los absurdos de la última guerra sucia el de pretender descalificar la capacidad del Vicepresidente por falta de un cartón es indudablemente el mayor.