El Banco Central estadounidense (Fed) mantuvo sin cambios la tasa de interés de referencia, que desde diciembre de 2015 se encuentra en un rango de entre 0,25% y 0,50%. Pesaron más en su decisión los riesgos de una economía global que presenta incertidumbres y la volatilidad registrada en los mercados bursátiles, de materias primas y divisas desde comienzos de año, que el desempeño de la economía estadounidense, que en los primeros dos meses de 2016 muestra una moderada expansión, menor desempleo y una mayor inflación.  

Los mercados estaban intranquilos por la decisión que pudiera tomar la Fed, ya que un incremento de la tasa de referencia podría llevar a que muchos inversionistas continúen retirando sus capitales de países cuyas economías están enfrentando problemas y los coloquen en Estados Unidos para obtener un mejor retorno, asumiendo un menor riesgo, lo que ocasionaría una mayor fuga de capitales de esas economías y el fortalecimiento del dólar, lo que encarecería a las materias primas y afectaría las exportaciones estadounidenses. Pero la decisión de mantener sin cambios la tasa de referencia tranquilizó a los mercados bursátiles y de materias primas, que mantuvieron la recuperación que venían registrando desde finales de febrero, aunque retrocedieron levemente en la semana por los deplorables actos terroristas acontecidos en Bruselas.    

Sin embargo, algunas señales que han surgido en los últimos días indicarían que el optimismo de los mercados no está plenamente justificado. Por un lado, el Banco Central de China advirtió del alto nivel de endeudamiento que mantienen las empresas chinas, situación que no es coherente con las continuas reducciones en la tasa de interés de referencia del país asiático, asumidas para que las personas y empresas se presten más, y así fomentar el gasto y la inversión. Por el otro, las recientes medidas adoptadas por el Banco Central Europeo (BCE) de reducir a 0% la tasa de interés de referencia en la eurozona, reducir la tasa negativa que paga a los bancos por mantener depósitos en esa institución, y de incrementar el monto que mensualmente destina a la compra de activos de 60.000 millones de euros ($us 67.000 MM) a 80.000 millones ($us 89.400 MM) —que tienen el propósito de fomentar el gasto y la inversión y debilitar el euro frente a otras monedas, con el fin de fomentar las exportaciones de la eurozona— no parecen estar teniendo en el corto plazo el efecto esperado, ya que el euro se ha venido apreciando frente al dólar desde entonces.  

El precio del barril del crudo liviano (WTI) superó los $us 41 en la semana que termina, su nivel más alto desde noviembre de 2015, a pesar de que la reunión que debían mantener en el presente mes países miembros de la OPEP y otros importantes productores para ajustar la oferta de petróleo fue postergada para mediados de abril. Posteriormente, luego de conocerse que los inventarios de crudo en EEUU se incrementaron tres veces más de lo esperado (señal de que persiste el exceso de oferta), el precio del WTI retrocedió por debajo de los $us 40.

Si bien los mercados bursátiles y los precios de algunas materias primas se han recuperado en las últimas tres semanas, persisten las dudas respecto a la capacidad de las autoridades chinas para gestionar los problemas que enfrenta su economía, así como también sobre la efectividad de las medidas adoptadas por el BCE para estimular la economía de la eurozona, y sobre la posibilidad de que los países productores logren finalmente un acuerdo para reducir la sobreoferta de petróleo.