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Desburocratización de las cajas de salud

Urge modernizar los procedimientos que hoy tornan burocrá- tico el acceso a las cajas de salud

/ 29 de marzo de 2016 / 06:22

Desburocratizar implica reducir trámites, simplificar, agilizar y reestructurar; desafío que actualmente está siendo asumido por diversas entidades gubernamentales de los niveles nacional, departamental y municipal, con la finalidad de prestar a la población boliviana servicios más ágiles, eficientes y de calidad. Para el caso del Seguro Social de Corto Plazo, conformado por las diferentes cajas de salud, implica además ofrecer a los asegurados servicios humanizados, de calidad y con calidez.

Si recordamos el concurso “El peor trámite de mi vida”, desarrollado en 2011 por el Ministerio de Transparencia, entre las instituciones vulneradoras de derechos en el área de salud se mencionó a la Caja Nacional de Salud, por la burocracia existente en sus procesos administrativos y asistenciales. Sin embargo, conociendo bien que esta institución se constituye en parámetro de referencia para las demás cajas en muchos aspectos, incluidos sus procesos administrativos, es lamentable que a cinco años de haberse anunciado medidas correctivas y de seguimiento para erradicar la burocracia, a la fecha ni las autoridades del órgano rector y ni del Instituto Nacional de Seguros de Salud (Inases) han tomado medidas para desburocratizar el acceso a los servicios de salud en el Seguro Social de Corto Plazo.

Una realidad común a todas las cajas de salud del país se refleja en el proceso para la afiliación de los beneficiarios de los trabajadores (cónyuge, hijos, padres, hermanos, etc.), cuyo trámite requiere el llenado del formulario “Certificación de Cajas de Seguro”, por el cual los interesados están obligados a realizar un peregrinaje por todas las oficinas de afiliación del total existente de cajas de salud, en busca de obtener un sello que corrobore que no figuran en listas, y por cuanto no tienen doble seguro de salud.

Un segundo ejemplo es la verificación de la vigencia de derechos, que se realiza a través de sellos para refrendar los documentos emanados de la consulta médica (recetas, transferencias, órdenes de laboratorio, de imagenología, etc.), imprescindibles para obtener acceso efectivo a las prestaciones en especie que prevé el Código de Seguridad Social.

Otro paso moroso son las resoluciones de los comités de prestaciones para la compra de insumos o medicamentos, para la compra de servicios, y hasta para la afiliación de los adultos mayores padres de los asegurados titulares, cuya emisión puede demorar hasta tres meses, sin que exista instancia de reclamo para esta evidente negligencia administrativa.

Ante este escenario de silencio cómplice por parte de nuestras autoridades en salud, punto alto merecen los entes gestores que a iniciativa propia han orientado sus esfuerzos para implementar plataformas electrónicas de gestión hospitalaria y expedientes clínicos con la finalidad de optimizar los servicios que otorgan a sus asegurados; es el caso de la Caja de Salud de la Banca Privada y la Caja Petrolera de Salud.

De la misma forma, estando en posibilidades económicas, por cuenta propia los entes gestores rezagados tendrán que asumir este reto tecnológico en el corto plazo, pues es necesario poner en funcionamiento una plataforma interinstitucional, al menos para el Seguro Social de Corto Plazo, que permita compartir información estratégica (de tipo administrativo, asistencial, epidemiológico, etc.) entre las cajas y con el Estado, y así modernizar los procedimientos que hoy tornan burocrático el acceso de los bolivianos al sistema de Seguro Social de Corto Plazo.

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Subsidio universal

El subsidio universal de lactancia contribuiría a erradicar la desnutrición infantil crónica

/ 26 de junio de 2015 / 08:25

Hoy en día la participación femenina en el ámbito laboral y en la economía se ha incrementado considerablemente, y gracias a ello han surgido una serie de medidas encaminadas a proteger los derechos de las mujeres trabajadoras, quienes además deben desempeñar, en algún momento, ese rol sagrado de dar vida y dejar de ser mujer trabajadora para convertirse en madre trabajadora.

Aunque considero que el tener un trabajo no debiera ser un impedimento para ser madre, así como ser madre no es un impedimento para trabajar, lamentablemente la realidad dista mucho de este argumento, pues, por un lado, están las políticas laborales actuales que intentan proteger la maternidad y la paternidad, garantizando la estabilidad en el trabajo de los progenitores hasta que el niño cumpla el primer año de vida; y por otro, se encuentra la resistencia de algunos malos empleadores que consideran que el ejercicio de ese y otros derechos, como el uso del horario de lactancia, son un exceso de privilegios y un abuso por parte de las madres trabajadoras.

Es más, ni siquiera las madres “desempleadas” se salvan de asumir el elevado costo que conlleva la crítica ignorante y malintencionada sobre el  pago del Bono Juana Azurduy de Padilla, que ha sido catalogado por sus detractores como “un buen negocio” por tratarse de un beneficio económico para las mujeres gestantes que no cuentan con empleo formal ni con un seguro de salud, no obstante su finalidad última es la de institucionalizar el parto y garantizar el control médico prenatal y del recién nacido.

A pesar de ello, es evidente que el Estado debe continuar trabajando con la más firme intención de seguir implementando estrategias en materia de justicia social que permitan reducir la exclusión alimentaria y reconocer que todas las madres trabajan tanto fuera del hogar “formalmente” como en sus domicilios, realizando diversas tareas domésticas no remuneradas que hacen a la economía del cuidado.

En este entendido, es menester destacar el anuncio del Presidente sobre la posibilidad de universalizar los paquetes de subsidio para todas las mujeres bolivianas que se encuentran en estado de gestación y en etapa de lactancia. Estoy segura de que existe gran expectativa en la población en general, pero aún más entre las autoridades de salud pública respecto al tipo de impacto que generará la puesta en vigencia de esta medida, en tanto contribuiría a reducir los índices de mortalidad neonatal por bajo peso al nacimiento, así como a la erradicación de la desnutrición infantil crónica, al constituirse en el primer soporte nutricional que reciban las futuras generaciones de bolivianos y bolivianas saludables, cuyas capacidades intelectuales generarán el máximo desarrollo económico que nuestra patria anhela.

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