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Alejandría, el faro del mundo

Alejandría fue el punto de inicio de toda la cultura racional que hoy en día rige el mundo

/ 4 de abril de 2016 / 06:31

En el año 331 a.C., Alejandro Magno, el gran conquistador de su tiempo, fundó la ciudad más importante de la antigüedad, la que iluminaba al mundo desde el faro más grande que jamás se había construido, donde además se guardaba todo lo escrito hasta ese momento en su inmensa biblioteca.

Después de conquistar Egipto y ser proclamado hijo de Ra por los sacerdotes de las tierras del Nilo, Alejandro Magno decidió construir una ciudad que superase a todas las anteriores. Con una formación filosófica impartida por el mismísimo Aristóteles, el conquistador quería edificar una metrópoli con la capacidad de dominar su enorme imperio, que al final de su vida abarcaba desde el norte de la India hasta las tierras helenas.

Esta ciudad, que debía gobernar el mundo, fue construida en un asentamiento único, uniendo la isla de Faros con las tierras de Egipto, creando en ella el puerto más grandioso de la antigüedad. Es en esta isla donde se construyó el inmenso faro que fue considerado una de las siete maravillas del mundo antiguo y es por su emplazamiento que ese tipo de estructuras se conoce como faro.

Tras la muerte de Alejandro Magno, en el 323 a.C., su enorme imperio entró en múltiples guerras civiles, ya que todos sus generales querían convertirse en el nuevo monarca. Entre éstos se encontraba Ptolomeo I Sotér, gobernador de Egipto, una región más del gran imperio. Ptolomeo I actuó audazmente, llevando a la recién fundada Alejandría el cadáver de su constructor, creando en ella una ostentosa tumba para honrar a su antiguo señor, y con ello se autoproclamó faraón, es decir, rey de Egipto.

A diferencia de los demás líderes militares sucesores de Alejandro Magno, Ptolomeo I no quiso participar en las costosas guerras de unificación y dedicó toda su energía a una política cultural y de propaganda, fundando así la gran biblioteca y el templo de las musas (de donde proviene la palabra museo). Después de su muerte, todos sus sucesores se dedicaron a mantener esta política de crecimiento cultural.  

Esa biblioteca se nutría de todos los libros de la antigüedad. Para ello se enviaban copistas a todo el mundo conocido y no se escatimaba en gastos con tal de obtener todo lo que se había escrito hasta ese momento. Gracias a ello, la biblioteca contenía todas las obras de filosofía, historia, astronomía, matemáticas, medicina, poesía y todo lo que uno pudiese imaginar, incluidos los planos de la construcción de las pirámides.

Paralelamente se encontraba el museo, un centro cultural en el que se impartía todo tipo de conocimiento, y era a ese punto al que todas las personas con ánimo de ciencia se dirigían. No solo los grandes astrónomos como Aristarco (quien ya había planteado que la Tierra gira en torno al sol), sino también los grandes médicos de su tiempo, ya que en este centro se permitía llevar a cabo estudios con cadáveres humanos. Incluso el gran médico Galeno hizo estudios en este gran museo en tiempos del imperio romano, y serían los conocimientos que surgieron de este emplazamiento cultural los que regirían el mundo hasta los tiempos del Renacimiento.

El último gobernante de origen griego fue la famosa Cleopatra, quien fruto de la cultura alejandrina dominaba el griego, el copto, el hebreo, el arameo, el siriaco y el latín; además de tener un amplio conocimiento en historia, filosofía y astronomía. Después de la victoria romana en la batalla de Accio el año 31 a.C., Egipto y con ello Alejandría pasó a ser una provincia más del imperio. Este cambio no afectó su característica cultural y más bien influenció en gran medida en la helenización del imperio romano, que continuó con los grandes gastos que demandaba el mantenimiento de la biblioteca y el museo.
Éste es el gran legado y enorme significado de Alejandría, que fue el punto de inicio de toda la cultura racional que hoy en día rige el mundo, después de un milenio de oscuridad.

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El final de Alejandría, un faro que se apaga

El fanatismo religioso acabó con la cultura más abierta y tolerante de la antigüedad.

/ 30 de mayo de 2016 / 05:11

El final de la maravillosa ciudad de Alejandría marcó el fin del pensamiento clásico, del racionalismo y de la filosofía antigua. Nunca dejó de estar habitada, pero después de la destrucción de su biblioteca, de su museo y de su faro, la ciudad pasó a ser un vago fantasma del esplendor que un día exhibió.

Alejandría no era un centro cultural únicamente griego, sino multicultural, porque al ser el puerto más grande de su tiempo bebía de todas las culturas antiguas. Entre sus habitantes más ilustres se encontraba el judío Filón de Alejandría, quien fue el gran pensador que propuso las bases interpretativas que hoy en día se emplean para la Biblia. Es además en aquella época en que por órdenes del faraón Ptolomeo II filadelfo se elaboró la primera traducción de la Biblia, conocida como Septuaginta, la Biblia de los 70 sabios. Pero además de ser un lugar de libertad religiosa y de progresos culturales, era uno de los centros económicos más importantes de su tiempo. Su sólido carácter cultural siguió en pie pese al incendio de su biblioteca ocurrido con la conquista de la ciudad a manos del emperador Octavio, tras la batalla de Accio en el 31 a.C., y pronto recuperó su enorme colección de unos 900.000 volúmenes.

Para el cristianismo, Alejandría fue de esencial importancia, porque además de haber albergado a la primera iglesia fundada, fue cuna de sus primeros grandes pensadores, como Clemente y Orígenes de Alejandría en el siglo III, cuyas enseñanzas se expandieron al resto del Mediterráneo gracias al gran movimiento portuario de la ciudad.

La crisis del imperio romano fue nefasta para la ciudad, además de las guerras civiles del siglo III, durante las que la biblioteca de la ciudad fue saqueada en más de una ocasión, reduciendo su número de obras y obligando a su traslado al templo de Serapis (dios híbrido heleno-egipcio del conocimiento), en el que, durante un tiempo, prosiguieron las clases y estudios.

Después de la cristianización del imperio, en tiempos de Teodosio el Grande, la paz religiosa de la ciudad multicultural llegó a su fin. El patriarca de la ciudad, San Cirilo, ávido de poder, comenzó una política de rechazo hacia todo lo que no era cristiano, por lo que primeramente expulsó a los judíos, que habitaban en la ciudad desde hacía más de 600 años, apropiándose de sus sinagogas y propiedades. Posteriormente atacó a los paganos, destruyendo todos sus elementos culturales, entre ellos los restos de la biblioteca en el templo de Serapis. Por último, persiguió y aniquiló a sus filósofos, entre los que estaba Hipatia de Alejandría, una de las filósofas más importantes de su tiempo y gran astrónoma, matemática y neoplatónica. Fue desnudada, humillada, descuartizada y quemada, ya que para los cristianos de esa época era inadmisible que una mujer pudiese ser astrónoma sin ser una bruja.

Para concluir el trágico fin de la ciudad de Alejandro Magno llegaron los musulmanes, quienes, bajo órdenes del califa Umar ibn al-Jattāb, quemaron todas las obras que aún quedaban, siendo el fin de una cultura y un periodo. Posteriormente la ciudad siguió siendo devastada; sus grandes estatuas fueron destruidas y arrojadas al mar, tanto por cristianos como por musulmanes. Durante un tiempo permaneció en pie el faro, al que durante la Edad Media también le llegó el fin a través de un temblor y de la negligencia musulmana para reconstruirlo. Fue así como el fanatismo religioso acabó con la cultura más abierta y tolerante de la antigüedad.

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China y el mundo antes de 1492

Sumando la cronología romana, estamos entrando recién al año 2769; en cambio China está en el 4714

/ 12 de febrero de 2016 / 04:30

La conquista de América por los europeos se produjo en gran medida gracias a los grandes avances tecnológicos de la era del Renacimiento, como la navegación continental, el uso de la pólvora o el manejo de la brújula. Sin embargo, todos estos inventos fueron creados 500 años antes por otro renacimiento que tuvo lugar en otra región: China.

En 960, China fue reunificada por el emperador Taizu de Song, dando fin a un periodo tumultuoso conocido como las cinco dinastías y los 10 reinos, que terminó con la edad media china. La llegada al trono de Song dio inicio a una brillante dinastía, que abrió un periodo de renacimiento que se suele denominar neoconfucionismo. Esta época, al igual que ocurrió en el caso europeo, significó el retorno a los clásicos y a un etnocentrismo cultural chino. Fue un gran periodo que se inició a partir del año 1004, en el que el Gobierno estuvo manejado por grandes letrados (llamados mandarines, término utilizado en español para designar a la lengua china, que era dominada únicamente por los intelectuales) y filósofos, quienes crearon exámenes de Estado para seleccionar a todo aquel que pudiese ser útil a la dinastía, lo que permitió que incluso un campesino pudiese llegar a ser ministro, siempre y cuando demostrase cualidades intelectuales.

Gracias a este gran impulso en favor del conocimiento, el mundo chino avanzó con muchas innovaciones; por ejemplo, mejoró las cosechas creando terrazas en las montañas para el cultivo de arroz, introdujo nuevos productos agrícolas y desarrolló una fuerte economía, entre otros avances. En esta época se creó por primera vez el papel moneda, que fue utilizado hasta mediados de la dinastía Ming. Entre las múltiples creaciones chinas las que tuvieron mayor impacto entre los europeos fueron la pólvora y la imprenta; pero también trascendieron su perfeccionamiento de la brújula y sus avances en la navegación marítima: inventaron las embarcaciones a vela que los europeos usaron muy posteriormente y crearon la compartimentación de los barcos, innovación que permitía aislar un sector si éste se dañaba, evitando el hundimiento del resto del barco.

La gran dinastía Song no era militarista como uno podría imaginar, ya que el Ejército estaba bajo mando civil y su influencia era reducida pese a lo numeroso que era. Esto justamente para impedir que tome el control, como ya había ocurrido en otras dinastías. Su labor era fundamentalmente defensiva frente a los imperios esteparios. Estos imperios bárbaros, mucho más enfocados en la guerra, fueron los que obligaron a China a replegarse al sur de Asia, para finalmente ser conquistados por los mongoles en 1279, finalizando esta gran época. No obstante, fue gracias a la conquista de los mongoles que el mundo chino pudo llegar hasta Europa, a través de mercaderes que recorrieron todo el enorme territorio, entre ellos Marco Polo y otros que no dejaron huellas. En efecto, con la labor de estos comerciantes los descubrimientos de China llegaron hasta Europa, cuya apropiación se utilizó posteriormente para navegar los océanos hasta llegar al “nuevo mundo”. Es por eso que para entender mejor el proceso de la exploración del planeta es imprescindible comprender el aporte de China a través de su primer gran renacimiento en la dinastía Song.

La cronología histórica de Occidente tiene tan solo dos milenios. Sumando la cronología romana, estamos entrando recién al año 2769; en cambio China está en el 4714, con una historia de casi dos milenios anterior a la occidental. Conocer esta historia en nuestros días nos permitirá adaptarnos mejor a la inevitable influencia que ejerce el gigante asiático en el mundo actual.

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