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Cinco días de Buenos Aires

Lunes: llueve y hace calor. La humedad ronda el 97%. Ya van cinco muertos por dengue en toda Argentina. Macri está acalorado por los Panama Papers, pues es uno de los cinco presidentes en activo involucrado en la evasión de impuestos en paraísos fiscales. Por eso, todos sudamos, pero Macri suda más. En su última declaración jurada dice tener 52 millones de dólares. ¿Por qué los ricos no piden permiso para ser avaros en sus islas del tesoro? En la cartelera de los cines reina una comedia argentina: Me casé con un boludo, con Adrián Suar y Valeria Bertucelli. En una valla publicitaria alguien ha pintarrajeado encima: “votamos por un boludo”. La defraudación electoral es el plato preferido. No voy a devaluar, dijo Macri. Voy a mantener el empleo, añadió después. Vamos a tener absoluta transparencia y vamos a volver al mundo, terminó entre globos amarillos. Hoy, la carne ya no es el menú favorito de todos (es un lujo y está por las nubes); los despidos superan los 50.000 y en tres meses hay  1,5 millones más de pobres argentinos. El periódico Página 12 titula hoy (con una foto de Macri con los ojos cerrados): “Argentina volvió al mundo”. Es la revolución de la “alegría”, si no la “entiendes”, el boludo eres tú.

Martes: Macri quiere tranquilizar y hablar en cadena televisiva. O hace una cosa o hace la otra, me dice un viejito en el barrio de Belgrano mientras apura un par de medias lunas. Macri piensa que hay ancianos que envejecen solo para tener medicamentos gratis. Nos pasa, pisa y pesa lo mismo, se lamenta y termina el cafecito. El chofer del bus 152 que me lleva a la Boca está escuchando a Víctor Hugo Morales. El uruguayo ha vuelto por AM 750 y el sitio Radio Cut y La mañana de Víctor Hugo son un soplo de aire fresco en la ciudad de la furia húmeda. “El neoliberalismo es muy cruel con los sueños y el cuerpo de la gente”, acierto a escuchar en la radio. Han parado los maestros. Y Messi —otro que aparece en los papeles de Panamá— se ha metido en un lío. No es su culpa, es la “pesada herencia”.

Miércoles: hoy juega el Tigre en el Monumental. Los aviones pasan por encima de la cancha de Núñez y casi tocan la bandeja alta de los Borrachos del Tablón, la barra de River. El túnel, el taquito, la pared y el gol de D’Alessandro nos pasan por encima a todos. Definitivamente no vinimos al fútbol, vinimos al cine para ver una película de terror. Adam Smith dijo una vez: “Ninguna sociedad puede ser feliz y mejorar si la mayoría son desdichados”. Los stronguistas hoy lo somos. Infelices por culpa de un terrible dolor de “Cabezón”. Pero resucitamos de Viloco y esta goleada nos hará más fuertes.

Jueves: hoy juega Bolívar en la Bombonera. Un juez federal, de apellido Delgado, arma la gorda e imputa a Macri. Hay colas por todo lado para cargar la SUBE (la tarjeta del transporte), porque desde mañana el ticket de bus y tren costará casi el doble. Ya subió la luz, el agua, el subte… (Pana)Ma-cri entró con una motosierra a un quirófano y la sangría de los incrementos es un rayo que no cesa. En la Biblioteca Nacional, donde han despedido a 230 trabajadores, se puede leer una carta de solidaridad de escritores encabezados por la mexicana Elena Poniatowska y el sudafricano J.M. Coetzee. En la Bombonera, la “Doce” salta y Carlitos Tévez baila cumbia otra vez. Los pupitres de prensa se mueven al ritmo de la canción: “River, decime qué se siente haber jugado el Nacional…”.

Viernes: hay gente durmiendo en colchones por San Telmo. Un afiche dice: “el trabajo es un derecho humano”. El próximo miércoles citan a Cristina en Comodoro Py. A este paso, la venganza la convertirá en víctima y volverá. Hoy se estrena otra película argentina, un policial. Se llama Kóblic con Ricardo Darín y Óscar Martínez. Y su gancho apuntala: “De la conciencia, no hay dónde esconderse”. El Primer Ministro de Islandia ya fue, el de Inglaterra está a punto. Macri se ha caído del paraíso, ¿dónde se esconderá?