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Lucha contra el chagas

Ayer se celebró el Día Mundial de Lucha contra el Chagas, una fecha particularmente importante para el país, pues, con más de un millón de personas infectadas, de un total de entre 6 y 7 millones en todo el mundo, Bolivia es la nación de mayor incidencia respecto a esta peligrosa enfermedad, que puede resultar mortal si no se la trata oportunamente.

Esto se debe en gran medida a que la vinchuca, el principal transmisor del parásito (Trypanosoma cruzi) que provoca esta enfermedad, se encuentra en aproximadamente el 60% del territorio boliviano, y en particular en Chuquisaca, Santa Cruz, Tarija y Cochabamba. Además, la prevalencia de este vector se agudiza por la pobreza, pues las casas de adobe, con paredes llenas de recovecos y grietas, constituyen un paraíso para la proliferación de este insecto. La transfusión de sangre y el contagio de la madre a los hijos durante el embarazo son las otras dos principales vías de transmisión.

Además, no sobra recordar que el chagas puede permanecer entre 20 y 30 años en el cuerpo sin manifestarse, de allí que sea catalogada como una enfermedad silenciosa y por lo mismo muy peligrosa, pues cuando se manifiesta, las posibilidades de que un adulto se cure no alcanzan el 50%, según advierten los especialistas. En cambio las probabilidades de que un niño menor de 10 años se sane son cercanas al 100% si recibe oportunamente el tratamiento adecuado. De allí la importancia de masificar programas de diagnóstico en las regiones endémicas de la vinchuca.

Respecto al tratamiento, de acuerdo con el Programa Nacional de Chagas, en 2015 fueron evaluadas 71.162 personas en todo el país, de esta cifra 23.717 dieron positivo, pero únicamente el 9,7% recibió tratamiento (2.317 personas). Según explican los especialistas de la organización internacional Médicos Sin Fronteras (MSF), el hecho de que solo un proveedor fabrique y exporte a Bolivia el principal medicamento para tratar esta enfermedad, el Benznidazol, genera problemas de abastecimiento y limita el acceso al tratamiento en varias de las zonas endémicas. Además, la falta de apoyo gubernamental restringe el tratamiento únicamente a quienes pueden cubrir su elevado costo.

El reducido número de técnicos y voluntarios para fumigar las casas infectadas con la vinchuca es otra de las limitaciones observadas por MSF en esta lucha contra el chagas, que deviene por la falta de recursos públicos destinados para tal efecto; a lo que se suma la resistencia al insecticida del propio insecto.

En resumidas cuentas son tres los principales desafíos para contrarrestar el avance del chagas en el país: un mejor control de la vinchuca y mayor acceso al diagnóstico y tratamiento de la enfermedad, cuya resolución pasa necesariamente por fortalecer la atención y la infraestructura de la salud primaria, es decir, los centros médicos más cercanos a la comunidad.