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El camino ‘capitalista’ al socialismo

/ 18 de abril de 2016 / 04:00

Los políticos tienden naturalmente a agrandar el Estado, porque de él viven; pero a veces el crecimiento no previsto se debe a que toman el camino equivocado. Es el caso del presidente argentino, Mauricio Macri. A pesar de su discurso, supuestamente proclive a una economía de mercado, “capitalista”, una serie de errores lo llevan por el camino inverso. Creer que ser amigo del Gobierno de Estados Unidos es estar a favor del “capitalismo democrático” es tan errado como desconocer a la tiranía saudí, por caso, fuerte aliada de Washington.

Por no comprender que el gasto estatal crea pobreza, ya que los impuestos son derivados hacia abajo vía aumento de precios o reducción de salarios, el incremento de la presión fiscal —impuestos más inflación— está provocando un aumento de la pobreza en Argentina. Según un informe de la Universidad Católica Argentina, la tasa de indigencia pasó del 5,3% a fines de 2015 al 6,9% de la población en marzo de este año, mientras que la tasa de pobreza subió de 29% a fines de 2015 a 34,5% en marzo de 2016.

Por no comprender que la inflación es la sobreoferta de dinero por sobre la demanda del mercado, el aumento del Índice de Precios al Consumidor (IPC) argentino ronda el 36% anual y sigue en aumento. Y el Gobierno pretende bajarla con altísimas tasas de interés, cercanas al 38% anual, lo que está provocando una contracción del crédito para la producción y el consumo privados.

Por creer que el empleo se crea con inversión, desconociendo que la desocupación es consecuencia de las “leyes laborales” —como el salario mínimo que prohíbe trabajar a quienes ganarían menos— en lo que va de 2016 ya se produjeron aproximadamente 150.000 despidos.

Así, creer que la inversión en obra pública es buena cuando se financia con impuestos, ha llevado a Macri a anunciar un faraónico plan por $us 10.000 millones cuando debería recortar drásticamente el gasto público, para bajar impuestos e inflación. Probablemente este amor viene de su padre —quien tiene empresas offshore, según los Panamá Papers— al que la obra pública le permitió pasar de inmigrante albañil a una de las personas más ricas e influyentes de Argentina.  

De este modo, el sector privado va camino a convertirse en un pequeño apéndice del enorme aparato estatal, al estilo socialista. El consumo ha caído en aproximadamente 6% solamente en marzo, la producción automotriz bajó 8,5%, y hay sectores industriales que cayeron hasta un 20%.

Según las recientes cifras de la Comisión Económica Para América Latina y el Caribe (CEPAL), el PIB de Latinoamérica se va a contraer en 0,6% en 2016.

Esto debido sobre todo a la caída en los precios de las materias primas. América del Sur, especializada en bienes primarios, tendrá una contracción de -1,9%; y Argentina caerá -0,8%. Centroamérica crecería 3,9%; y el Caribe, en torno al 0,9% en 2016. En tanto, el FMI y el Banco Mundial también dieron pronósticos sombríos para 2016, por segundo año consecutivo, siendo los de peor desempeño Venezuela y Brasil.

Argentina podría empezar a recuperarse a fines de año, dice el FMI, y para el 2017 se espera que muestre un crecimiento importante, dado un incremento de las inversiones gracias a un “clima de certidumbre económica”. Ridículo, si las inversiones no están llegando —por el contrario, hay fuga de capitales— se debe a que el “costo argentino” —impuestos, inflación, regulaciones, etc.— hace inviable cualquier inversión privada, y esto va camino de empeorar.

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¡Populismo y champán!

/ 30 de noviembre de 2015 / 04:00

La elección de Macri para la presidencia es buena noticia para el desarrollo de Argentina, pero difícilmente —vista su historia como alcalde de Buenos Aires y sus propuestas— produzca cambios importantes y, por cierto, no terminará con el populismo. Eso sí, el día de su triunfo, hubo fiesta y cuentan que sus colaboradores brindaron con vino espumante.

Los cambios propuestos hasta ahora —como la reorganización de los ministerios— son solo cosmética. Macri cree que se trata de “gestionar bien” al Estado sin comprender que la esencia del gobierno actual es falsa desde que su autoridad se basa en el monopolio de la violencia —policial y militar— que desordena desde que contraría el orden natural, dice la metafísica aristotélico tomista.

“Vamos a derrotar al narcotráfico” dijo y me pregunto cómo superará a las fuerzas armadas de EEUU que no lo han logrado. Pero su frase más demagógica —sin argumentación racional— es la de que “vamos por un país con pobreza cero”. Debería saber que la miseria tiene su raíz en un Estado que cobra impuestos de manera coactiva —por tanto, desordena— ya que son derivados hacia abajo vía precios y baja de salarios.

Según Martín Simonetta en 2013, el gasto público representó 35,41% del PIB. Más de uno de cada tres pesos que producen los argentinos se destinan a pagar al Estado. Y en ningún momento el presidente electo habló de una drástica reducción de la presión impositiva, es más, en Buenos Aires la aumentó.  

Lo más sintomático es que “decretará la emergencia en seguridad” aumentando el gasto en policía, en represión, dejando claro que no entiende el fallo esencial del Estado que mencionamos. El delito es inducido por la marginalidad. Japón, por caso, con menos desocupación y miseria, tiene una tasa de 0,3 homicidios anuales por cada 100.000 habitantes contra 5,5 de Argentina. Lo que debería hacer es derogar las leyes coactivas que desordenan y provocan marginalidad, como el salario mínimo que impide que trabajen quienes ganarían menos. Pero Macri ni lo pensó.

Esto me recuerda que, según la OCDE, uno de cada cuatro (25,8%) jóvenes de entre 19 y 25 años ni estudia ni trabaja en España, en Turquía el 31,6%, Grecia (28,3%) e Italia (27,6%). Qué se supone que hagan estos jóvenes. Algunos se alistan en el ISIS que les da una razón fanática para existir y que paga buenos sueldos. En España, por caso, casi la mitad de las personas detenidas sospechadas de actividades terroristas son nacidas allí.

A qué bombardea entonces occidente las posiciones del ISIS en Siria, matando a civiles, si los terroristas están dentro. EEUU gasta 10 millones de dólares cada día en esta guerra. Cuántas personas podrían comer con ese dinero. Dicen algunos que es solo un reparto de poder entre Moscú y Washington, en cualquier caso, sí es cierto que hay muchos negocios de poder y dinero. Populismo… y ¡champán! para fabricantes de armas.  

Entretanto, el Papa sigue desafiando los peligros que ven los gobiernos y lleva “un mensaje de paz y esperanza” a Kenya y Uganda que son blanco privilegiado de los somalíes de Al-Shabaab aliados de Al Qaeda, y a República Centroafricana. Calculan que unos 1,4 millones de personas asistirán a la misa de Nairobi mientras que, durante el último viaje de Obama a África, se solicitaba a las personas que, por seguridad, no salieran a las calles.

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