Tarija es un departamento con muchas perspectivas, cuya economía en los últimos 20 años se ha caracterizado por su dependencia respecto a los bienes primarios, en especial de los hidrocarburos. No obstante, lamentablemente ahora está en crisis, su economía está destruida en un 80% (mientras la sobreproducción de gas natural se incrementaba en más de 300%, sus reservas se redujeron en más de un 50%). Hasta hace poco Tarija era considerado como uno de los líderes en la producción y reservas de gas natural, no solo del país sino también de Sudamérica, y su economía avanzaba con éxito; al menos eso creíamos todos, pues parecía una región autosuficiente y progresista, pero en realidad era y es un departamento rentista.

Producto de ello se ha potencializado la desindustrialización (bienes secundarios) y en materia de servicios (bienes terciarios), ya que si bien soñábamos con ello, los avances en la realidad han sido tímidos. Esta situación de progreso y desarrollo no les convenía a algunos, sobre todo a sus autoridades, políticos de izquierda, derecha y centro, que en los últimos 20 años administraron exorbitantes cantidades de dinero y que no dejaron pasar la oportunidad para beneficiarse a cambio de rifar el destino de toda una sociedad.

Tarija se hace merecedor de cambios disruptivos que conlleven a equilibrar la generación de su producto interno y deje de lado la dependencia de las materias primas como principal generador de insumos en su presupuesto departamental. Aunque debemos reconocer que ésta es una tarea muy difícil, porque debido a las reservas y el potencial hidrocarburífero de nuestro departamento, Tarija se ha transformado en una plataforma estratégica donde colisionan los intereses de oficialismo y oposición, en particular, y planes ambiciosos de viejos políticos que pretenden volver al pasado, como el de la capitalización, a fin de evitar que la economía de la región se independice de sus recursos naturales.

Aunque este último es tema de otro análisis, lo cierto es que estamos en crisis y que Tarija ya no cuenta con la abundante renta petrolera de la época dorada de los precios internacionales del petróleo, que en los últimos cinco años generó un espejismo que ahora lamentablemente va desapareciendo. En adelante, las necesidades básicas y esenciales del consumo tarijeño interno tendrán que ser cubiertas con las migajas de la otrora y desaprovechada época de vacas gordas.

Recordemos que el precio del petróleo consignado en el Presupuesto General del Estado 2016 es de $us 45  por barril, 15 más que el precio actual, que está en torno a los $us 30. El desafío está en saber exactamente qué vamos a hacer en Tarija con esa enorme diferencia, que para el departamento  significa un déficit fiscal de entre Bs 1.500 y 2.500 millones.

La economía se ha desacelerado completamente, el departamento de Tarija está en crisis financiera, que afecta a absolutamente todos, y que hace ver un panorama de total incertidumbre. ¿Cómo hemos llegado a esta miseria económica, la más compleja de los últimos 20 años? Todo parecía marchar de maravilla, el crecimiento económico era el más rápido y sostenido de la historia, al menos eso decían los números; todos los indicadores anunciaban que esa ola de prosperidad recorrería el departamento entero, gracias supuestamente a la renta petrolera; pero de pronto nos vemos frente a los albores de una depresión económica, la más grave en los últimos años. En apariencia no sucedía nada fuera de lo común, excepto la incapacidad de un grupo de políticos de quinta que no supieron y no saben administrar bien los recursos económicos, por lo menos no en favor del pueblo.

Sin embargo, debemos olvidar el pasado, reconocer nuestro presente y mirar hacia el futuro. En tal sentido lanzo el desafío a nuestras autoridades locales y nacionales de conformar una nueva economía sustentada en los ingresos que pueda generar nuestra actividad productiva interna, y así superar la tradicional dependencia del ingreso petrolero. No hay que esperar a que reboten los precios del petróleo y se produzca un nuevo auge de la renta, que como van las cosas en el mundo, es poco probable —pero no imposible— que esto suceda. La tarea hoy es sacar a Tarija de la miseria en la que cayó gracias a la renta petrolera.