¿Quién les pregunta?
Bolivia vive un momento de profundas reflexiones y decisiones sobre nuestro proceso revolucionario
De un tiempo a esta parte, algunos organismos internacionales se expresan como opinadores políticos que ya, sin poco disimulo, manifiestan su posicionamiento antiproceso de cambio en Bolivia y antiprocesos populares como el de Venezuela en el continente. Las recientes opiniones del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Bolivia (ACNUDH) sobre las movilizaciones de los discapacitados me provocan una reflexión respecto a los mecanismos que tiene el sistema de dominaciones, donde participan los capitales transnacionales y sus cómplices nacionales.
Los problemas que debe resolver este proceso de cambio son nuestros problemas. Y los procesos de resolución tienen una parte en el Gobierno, a través del Órgano Ejecutivo, y otra parte importante somos los movimientos y organizaciones sociales que tenemos los problemas y queremos resolverlos; es una decisión política de nosotras y nosotros como pueblo. Pero si se trata de que las presiones de la derecha boliviana hoy son coreadas por los organismos internacionales, para no dejar espacio a la reflexión ni a la resolución de los problemas en profundidad, entonces se trata de una disimulada injerencia.
Convendría, por tanto, que no se presenten como defensores de los derechos humanos; deberían presentarse como militantes de la derecha opositora, colonial, machista y capitalista. También sería deseable que se desenmascarasen los afanes permanentes de golpear los procesos de cambios estructurales, y así evitar revoluciones que acaban con dominaciones que nos lastiman en todos los territorios del mundo.
Bolivia vive un momento de profundas reflexiones y decisiones sobre nuestro proceso revolucionario, que pretende acabar con todas las formas de dominación, y digo todas refiriéndome también a las que viven las hermanas y hermanos con discapacidad (por cierto, no se ha enunciado ni una palabra para visibilizar las formas más crueles que viven las mujeres con discapacidad). Las organizaciones y los movimientos sociales no podemos apelar a la lástima para plantear nuestros problemas; somos constructoras y constructores dignos de nuestro futuro, y no instrumentos del capital y del racismo colonial y machista. Y el futuro no se construye con un bono mensual de Bs 500. Estamos en otro momento de nuestras luchas, que son de cara a las estructuras que nos oprimen, y no contra un proceso que les dio a nuestras hermanas y hermanos con discapacidad beneficios, por cierto insuficientes, como lo son los salarios de los obreros y obreras; como insuficientes son las reivindicaciones de los pueblos originarios campesinos, o como los de nosotras, las mujeres, que somos la mitad del pueblo boliviano y mitad de la gente con discapacidad.
Veo con indignación al Alcalde y al Gobernador de La Paz junto a Samuel Doria Medina dizque enojados, más bien diríamos excitados, con los conflictos contra el proceso de cambio, pues creen que así nos desgastan, cada día. Puede ser que nos desgasten si les dejamos y no reflexionamos, por eso escribo, para no dejarnos embaucar con los oficiosos que opinan en nuestra casa sin que se les pregunte.