Las personas con discapacidad hemos sido excluidas desde siempre, el rechazo y la discriminación han sido parte de nuestra vida. Este tema ha sido tabú durante décadas, era esa situación incómoda de la que nadie quiere hablar por la ignorancia en la que la sociedad vivía y que lastimosamente en la actualidad aún permanece en algunos sectores. En estos días, algunas personas con discapacidad se han dirigido en una caravana hacia la ciudad de La Paz exigiendo un bono mensual de Bs 500 inspirando una atención y solidaridad nunca antes vistas; es por esto que desde mi formación en el área social y específicamente en la discapacidad e independientemente de mi discapacidad física, me siento con la obligación de informar y sensibilizar a la sociedad boliviana sobre este tema.

Es importante saber que existen diferentes tipos de discapacidad, unas más visibles que otras, desde luego. Las discapacidades física, sensorial y mental no pueden ser tratadas de la misma forma, porque quienes tienen estos tipos de discapacidad no se enfrentan a las mismas barreras. Dentro de estos tipos de discapacidad también existen grados, el muy grave, grave, moderado y leve. Además, las personas con discapacidad, al igual que el resto de los individuos, tienen diferencias respecto a sus circunstancias, calidad de vida y redes de apoyo; entonces podemos entender que un bono con la misma cantidad para todos no es justo, porque las barreras y necesidades no son las mismas.

Existen muchas barreras a las que las personas con discapacidad debemos enfrentarnos diariamente, no solo están las barreras arquitectónicas, sociales, culturales; también está la dependencia, que es la barrera más difícil de derribar, y para ello se necesitan las oportunidades que llegan a ser las herramientas adecuadas.

En Bolivia existe la Ley 223 para las personas con discapacidad, ley que debe ser cumplida, pero además deben existir sanciones a quienes no la cumplan, debe respetarse el 4% de inclusión laboral en todas las instituciones, tanto públicas como privadas. Las oportunidades laborales, académicas y sociales deben ir de la mano y ser una realidad, solo así podremos hablar de una Bolivia inclusiva, respetuosa y pero sobre todo con oportunidades que ofrezcan una vida y un futuro digno a las personas con discapacidad. Es por esto por lo que se debe luchar.

Además, este sector se encuentra en una vulnerabilidad tal que es víctima del uso y el abuso político de los mal llamados líderes o voceros de la discapacidad y no así de las personas como tales.

Durante varios meses la discapacidad ha sido usada como bandera política por algunos partidos, que en su afán de ganar votos no han dudado en utilizar este tema tan sensible para sus propósitos, y ahora se intentan colar de esta cruzada para seguir acaparando los medios y dar el mensaje erróneo que han venido dando durante este tiempo, es decir: “tengo discapacidad, entonces denme”. Un mensaje por demás humillante para quienes tenemos una discapacidad y que va en contra y en perjuicio que toda esa lucha por la igualdad y por la inclusión, una lucha que muchos hemos emprendido desde la formación académica, viendo con tristeza cómo algunos utilizan la discapacidad ajena y propia a cambio de beneficios personales.

Es importante decir de forma clara que la intransigencia frente al diálogo y el cerrarse a un solo tema de negociación solo perjudicarían cualquier tipo de mejoras en la calidad de vida de las personas con discapacidad en Bolivia. Además, no todos quienes tenemos discapacidad nos sentimos representados por quienes están demandando este bono, lo que ha generado una división en este sector. Esperemos que el diálogo llegue y que se logren soluciones que nos aseguren una mejora no solo en la calidad de vida de las personas con discapacidad, sino también en la de su red de apoyo formada por padres, hermanos, esposos, hijos y demás entorno que son quienes ayudan realmente a que la vida de las personas con discapacidad sea lo más digna posible.