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Más sobre los billetes

El Banco Central de Bolivia anunció días atrás, además de la emisión de notas fiscales con el corte de Bs 500 —asunto que ya se comentó ayer en esta misma página—, que se modificará el diseño de los billetes actualmente en circulación, cambiando su iconografía para reflejar en ellos una mirada distinta de la historia boliviana y sus personajes menos conocidos.

En efecto, entre los anuncios más destacados de la semana que acaba está que a partir de 2018 circulará en territorio nacional el nuevo billete de Bs 500. El presidente del Banco Central de Bolivia indicó que su emisión se da no en previsión de una alta inflación, sino de un incremento en el volumen de negocios, que implica la existencia de transacciones mayores y que exigen contar con billetes de mayor corte (aunque no debe desdeñarse el uso de otros mecanismos de transferencia de dinero, como señalábamos ayer).

Durante las últimas décadas, Bolivia ha disfrutado de niveles relativamente bajos de inflación: en el último cuarto de siglo, la inflación promedio ha sido inferior al 7%, mientras que en el mismo periodo el Producto Interno Bruto del país ha pasado de $us 5.359 millones a $us 33.765 millones.

Desde el punto de vista técnico, la explicación del Banco Central parece coherente. En todo caso, las reacciones y críticas que se hicieron sentir (especialmente en las redes sociales) tienen más que ver con el momento del anuncio que con una base real de preocupación. Por ello, convendría que las autoridades monetarias tomen en cuenta este aspecto para fines de comunicación con la ciudadanía, evitando la confusión y la susceptibilidad.

Respecto del anuncio del cambio en el diseño de los billetes, la idea es inmortalizar a una cantidad importante de próceres indígenas cuyo aporte a la patria ha sido muy poco conocido o directamente silenciado por la historia oficial; por ello tendremos en las notas fiscales a Ignacio Pedro Muiba, a José Manuel Vaca (Cañoto), Martín Uchu y otros personajes históricos poco conocidos.

Desde el punto de vista del rescate de los personajes que no han merecido un reconocimiento proporcional a su sacrificio por el país, la iniciativa es digna de encomio. Recordemos que los primeros billetes bolivianos tenían imágenes extraídas de la mitología griega o de los magnates dueños de los bancos que emitían dinero.

A la larga, sin embargo, el cambio del diseño de los billetes y monedas se queda nada más que en un simpático gesto simbólico si es que el sistema educativo no acompaña la iniciativa de poner cotidianamente en las manos de la población boliviana un pedacito de historia. Esperamos, pues, que, aprovechando el momento, las autoridades educativas y, especialmente, maestros y maestras de los colegios del país refresquen sus métodos y contenidos para enriquecer el conocimiento de historia que tengan las y los escolares.