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Pregunta molesta

Qué idioma originario habla? Esa pregunta fue formulada la noche del 20 de abril a algunos de los miembros de la Comisión Mixta de Constitución de la Asamblea Legislativa Plurinacional que evalúa a los candidatos a la Defensoría del Pueblo, y que, en ese proceso, excluyeron a postulantes por no hablar una lengua nativa, según lo establecía la convocatoria. Cuando los asambleístas respondían que sabían quechua, intervenía mi colega Marilyn Choque, quien formulaba una pregunta en esa lengua; y si decían aymara, intervenía yo.

Así, me tocó entablar conversaciones con por lo menos dos diputados, María Calcina, de Unidad Nacional (UN), y Franklin Flores, del Movimiento Al Socialismo (MAS). Pero ocurrió lo contrario con mi compañera. Cuando la diputada Sonia Brito (MAS) manifestó que había cursado dos semestres de quechua, mi colega le preguntó en ese idioma qué sabía hablar. Su respuesta: “No me parece que sea la forma en la que ahora estén cuestionando a los diputados, porque hemos entrado con la convocatoria de 2014”.

Este medio también buscó la respuesta de la presidenta de la Comisión de Constitución de la Cámara de Diputados, Susana Rivero, quien respondió que no iba a declarar porque ya estaba hablando su correligionario, el senador Milton Barón. Se le explicó cuál era la pregunta, pero, bajo el mismo argumento, airadamente dijo que no contestaría. Tampoco hubo respuesta cuando se le consultó ¿qué idioma nativo habla usted? Y salió en su defensa la funcionaria de la oficina de Prensa de la Cámara de Diputados, Lucía Suárez, primero para preguntar cuál era la interrogante y segundo para acusar a las periodistas de acosar a esa legisladora. Una vez más se le consultó a Rivero si no respondería esa pregunta, y tras ello se le dijo que su silenciosa respuesta sería publicada en este matutino.

Cual si fuéramos infiltradas, la diputada Brito y la responsable de prensa dudaron de nuestra labor periodística. Suárez buscó a otro colega que se encontraba en la sala para preguntarle si nos conocía, y no conforme con ello, igual que Brito, pidió nuestras credenciales; pero supongo que saben que a ese edificio solo se ingresa con esa acreditación. Posteriormente la funcionaria se comunicó con este periódico para denunciar que dos periodistas de La Razón estaban acosando a diputados. Nada más falso. No por hacer una pregunta, cualquiera que fuera, y/o insistir en la misma, los asambleístas se van a sentir acosados. En lugar de sentirse hostigados deberían responder con humildad “no sé hablar, pero aprendí unas cuantas palabras”. Sería bueno que sigan los consejos del vicepresidente de la Cámara Baja, Víctor Borda (MAS), quien les recomendó que tomen un curso de idiomas originarios.