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Materias primas e intereses geopolíticos

La situación no es muy clara al momento de estudiar lo que sucede en la totalidad de la economía mundial; diversas fuerzas tienen su respectiva influencia para direccionarla. Partiremos de dos hechos inobjetables: primero, desde hace varias décadas el planeta se conformó en dos bloques contrarios: uno, de los países desarrollados y, dos, de los países de mercados emergentes y en desarrollo (y otro grupo de países exportadores de materias primas de ingreso bajo); segundo: la producción de los países emergentes y en desarrollo constituyó más del 70% de la producción total del planeta. Los datos, para 2014, dicen que la participación de Estados Unidos en el total de la producción mundial fue de 16,3% y la de China, 16,5%.

China se constituye, por tanto, en la primera potencia económica del planeta. De esta manera, a pesar de su heterogeneidad estructural, ambos grupos de países forman una unidad, y buscan, a su modo, lograr hegemonía planetaria; y, al considerar la división internacional del trabajo, donde la producción industrial tiene su base en la producción de materias primas, ahora los anteriores productores de materias primas disputan dicha hegemonía planetaria.

DESARROLLADOS. Las economías desarrolladas hoy tienen un crecimiento moderado, cercano a 1,8%, que arrastra el legado que le dejó la crisis financiera de 2008; cabe indicar que el crecimiento potencial de estas economías ya estaba disminuyendo antes de la actual crisis, debido a tres factores: una demanda agregada insuficiente como para absorber la producción cuya potencialidad es cada vez mayor; un debilitamiento de la inversión —lo que ellos entienden como el debilitamiento del crecimiento del capital—; y, un envejecimiento de la población, lo que lleva a que una menor parte de ésta se incorpora a la producción que genera valor, con la consecuencia inevitable de una disminución de la productividad de los factores, es decir, no existe disminución en la cantidad de trabajo objetivado en la producción de bienes. Lo que conlleva el riesgo de estancamiento secular y cierto deterioro en las condiciones financieras externas en todo el planeta.

La situación en las economías emergentes no es de las mejores, pues el envejecimiento de la población, la disminución del capital y el menor ritmo de la productividad total de los factores conducen a que su producto potencial se reduzca en el futuro. Lo más preocupante es que tienen la capacidad de “mover el mundo”, ya que generan más del 70% de la producción mundial; de ser la locomotora de la producción mundial, se encuentran en una caída desde hace cinco años atrás, que es explicada porque la meta de China es mantener tasas más bajas de crecimiento a medida que el país busca reequilibrar su economía, impulsada anteriormente por la exportación de mercancías y la inversión hacia un modelo más enfocado hacia su interior basado en el consumo. Esto hace, a su vez, que el conjunto de los países emergentes y en desarrollo y los países exportadores de materias primas de bajo ingreso tengan un estancamiento y/o disminución de su producto.

Como conclusión tenemos que se crea un ambiente externo ya no tan propicio para el comercio mundial y la generación de un ambiente menos benigno para la economía mundial.

En este maremagnum de hechos, como telón de fondo, existe una disputa que tiene a Estados Unidos y a China confrontados por la hegemonía mundial. Estados Unidos generó déficits gemelos (balanza de pagos y fiscal) que no le permiten sostener dos frentes de conflictos mundiales de envergadura, en el medio oriente y con China, por lo que realiza una retirada de medio oriente y decide ir tras China y contener el empuje de la economía de este país; pero debe abastecerse de petróleo, lo cual hace disminuyendo su precio, aumentando la producción de petróleo no convencional o fracking, con lo cual incluso Estados Unidos son exportadores del energético. Esta producción no convencional es apoyada por el Gobierno estadounidense porque subvencionó de manera intensa la investigación en tecnologías alternativas de producción de petróleo para no depender de la OPEP.

PRODUCCIÓN. También es innegable que este grupo de productores de fracking está endeudado y que si quiebra pone en riesgo al sector financiero, por lo que el Gobierno de Estados Unidos debe cuidar este flanco. Ante este hecho, la OPEP aumenta la producción. Arabia Saudita es el mayor productor mundial de petróleo, con esta decisión cuida sus objetivos geopolíticos en la región, porque no le conviene que Estados Unidos se retire de este territorio, por lo que busca deprimir el precio con el objetivo de quebrar la producción de esquisto. El resultado es que Estados Unidos tiene almacenada una gran cantidad de petróleo, lo que le permite mirar el objetivo llamado China. Por esa razón, los precios de las materias primas no se fijan en un mercado de competencia perfecta, donde existen innumerables compradores y vendedores, sino que a estas alturas del desarrollo del capitalismo monopólico existen cárteles y/o fuerzas grupales que fijan los precios en el mercado; además, en la fijación del precio del petróleo hay una cadena desde la producción, el sistema financiero y el mercado bursátil que fijan los precios, es decir, que cuando no se puede ganar en el sector real de la economía se lo puede hacer en la esfera de la especulación financiera.

Entonces, la fijación de los precios de las materias primas se encuentra en este escenario de juegos de poder, de los movimientos que tienen intereses geopolíticos, por lo que la estabilización de estos precios se dará en forma lenta, una vez que los intereses geopolíticos se equilibren, por lo que se dice que lo peor aún está por venir.