Padres y celulares
Según un estudio, 75% de los adultos utiliza dispositivos móviles durante la comida con sus niños
Es sabido por todos la dependencia de los adolescentes a la tecnología, sobre todo a sus celulares, y todos los efectos negativos que este fenómeno conlleva. Sin embargo, la necesidad de estar conectados a estos aparatos no solo es de ellos, también lo es de los padres. El que los progenitores presten más atención a sus celulares que a sus hijos es cada vez más frecuente y muy lamentable, pues las consecuencias emocionales para sus descendientes se hacen cada vez más evidentes.
Hoy en día los celulares hacen más dependiente al ser humano de la tecnología, sin importar edad, género o estrato social. Tristemente esta escena ya no es ajena para nadie. Muchos de nosotros que no somos padres vemos a éstos en diferentes escenarios —como casas, parques, vehículos, patios de comida, etc.— inmersos en sus teléfonos móviles, ignorando de esta manera a sus pequeños.
Esta parece ser una evidencia de que las nuevas tecnologías amenazan también con fracturar las relaciones familiares. Los hijos se sienten completamente ignorados por sus padres, suplican un poco de atención de sus progenitores y muchas veces lo único que consiguen como respuesta es un sí, no, bueno, ajá, listo… Es entonces cuando ven diferentes formas de entretenerse solos.
Asimismo, se puede ver que los padres se ponen más irritables cuando están absortos en sus teléfonos; la consecuencia de esto es que gritan a los niños con más facilidad.
Según un estudio, el 75% de los adultos utiliza dispositivos móviles durante la comida con sus niños. Al respecto, la psicóloga Catherine Steiner-Adair advierte que cuando los padres dan más prioridad a sus actividades digitales que a sus hijos pueden haber consecuencias emocionales profundas para el niño. Los pequeños interpretan este comportamiento como evidencia de que ellos no son lo suficientemente importantes o interesantes para sus papás, se sienten rechazados y esto afecta su autoestima y su desempeño social.
Si al poco tiempo del que disponen los padres, ya sea por el trabajo u otras actividades, le añadimos que pasan muchas horas distraídos en sus teléfonos, estamos frente a un gran conflicto. Con este comportamiento dan a entender que no es importante respetar la presencia del otro.
Por todo lo expuesto, considero que es necesario que en cada hogar se establezcan lineamientos sobre el uso de los teléfonos celulares. No se trata, pues, de satanizar la tecnología, sino de hacer que no se rompan las relaciones cara a cara que son tan imprescindibles y más si se trata de la formación de los hijos.
Es comunicadora social y correctora de La Razón.