De mi rector y otros temas
El referéndum del 23 de junio, incuestionable ejercicio democrático, es bastante peligroso.
Es triste cuando uno escribe despidiendo a un amigo que admira y respeta, pero más aún cuando el doloroso ejercicio se va haciendo habitual. En 2015 lo hice en homenaje a Luis Ramiro Beltrán Salmón, hombre brillante y sumamente generoso. Poco después, por un impulsor de la música, Miguel Dueri Antonmaría. Este año despedí a Armando Loaiza Mariaca, gran internacionalista; y hace pocos días escribí sobre Pedro Rivero Mercado, cruceño eminente. En suma, un orureño y un paceño universales, un betlemita convertido en paceño y un cruceño que enalteció su pago.
Patricio, de amable sonrisa y asequible trato, hermano lasallista, Luis Antonio Boza Fernández fue mi amigo y también rector durante la mayoría de mi docencia en la Universidad Católica Boliviana (UCB). Sus 22 años al frente de esta casa de estudios superiores sirvieron para hacerla crecer y posicionarla como referencia de educación universitaria en Bolivia. Su espíritu formador estuvo ligado, además de la UCB, a muchos otros emprendimientos educativos de los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Buen discípulo de San Jean-Baptiste de La Salle, bajo su dirección la UCB ayudó a ampliar el universo de estudiantes hacia sectores de bajos recursos, cumpliendo la misión que es lema de la UCB desde 1974: veritas in caritate (la verdad con caridad o la verdad con amor), como propugnó San Pablo (Efesios 4,15). A él, mi oración y mi eterna amistad.
Otros dos temas incluiré por su proximidad: el referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea del próximo jueves y, tres días después, las elecciones generales en España. Los británicos cuestionaron recurrentemente su pertenencia a la Unión Europea desde 1973, por lo que el referéndum del 23 de junio, incuestionable ejercicio democrático, es bastante peligroso para el país como también fue el de 2014 para la independencia de Escocia. Más allá de los beneficios y perjuicios de una posible salida de la UE (el Brexit), incluso antes de realizarse, la primera consecuencia de este plebiscito es la gran polarización de la sociedad británica, y la primera víctima del odio, la parlamentaria laborista y activista por la permanencia Helen Joanne Jo Cox, asesinada por un extremista de derecha partidario del Brexit.
En España, el 26 de junio los electores votarán por un gobierno estable. La anterior elección, el 20 de diciembre de 2015, significó el fin del bipartidismo PP–PSOE, con el advenimiento de dos fuerzas nuevas, Ciudadanos (C’s) y el chavismo de Podemos. El relativo bajo éxito como gobierno le costó al PP bajar de 186 diputados (mayoría, su mejor resultado histórico) a 123; y los socialistas del PSOE de 110 a 90 (muy lejos de los 169 que obtuvieron en 2008). A su vez C’s alcanzó 40, y Podemos, con sus alianzas, 69 (42 propios); lo que no permitió ni a populares ni a socialistas poder formar gobierno. Para el 26 de junio los augurios promediados dan incertidumbre al PP (entre 114 y 129 asambleístas) y prevén la caída del PSOE de 73 a 85 (tercer lugar), la mantención de C’s (37 a 41) y el despegue de la alianza Podemos-Izquierda Unida (86-95, antes 71 separados). Situación que provoca cuatro consideraciones: formar gobierno estable será difícil (más para el PP si sigue Rajoy); los socialistas están en crisis; Podemos fagocita la izquierda tradicional (IU) y da sorpasso a los socialistas. La paradoja es que el fracaso del chavismo en América Latina tiene éxito en España, con una agrupación que desde 2011 “acomoda” sus posiciones continuamente, es financiada por Venezuela e Irán, y propugna la ruptura institucional (aunque diga a veces lo contrario). El 27 de junio se sabrá.