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Tecnología al aula

Cuando, entre 2013 y 2014, comenzó a funcionar la primera planta ensambladora de computadoras del Estado boliviano, se pensó que el país estaba a punto de dar un salto en materia tecnológica. El segundo semestre de 2014 se entregó 160.000 computadoras para los estudiantes de sexto de secundaria, pero desde entonces las máquinas casi no fueron usadas.

En efecto, un reportaje publicado en este diario el domingo revela que en La Paz hay colegios cuyos bachilleres utilizaron las computadoras apenas cuatro veces desde su entrega, hace casi dos años. Las causas para esta lamentable falta de uso pueden ordenarse en dos categorías: una, carencia de infraestructura para hacer funcionar todas las computadoras e instalación de las mismas; y la otra, falta de profesores capacitados para su uso óptimo como instrumentos de aprendizaje.

En el recorrido de nuestra periodista por algunos colegios de la ciudad sede de gobierno se pudo constatar que las Kuaa (nombre que recibieron las computadoras en la fábrica ensambladora) fueron usadas en contadas ocasiones y que en dos casos nunca salieron de sus cajas. En todos los casos, las portátiles son conservadas en depósitos bajo llave o en las oficinas de la dirección del establecimiento.

Aunque parezca risible, en uno de los casos, cuando el maestro de matemáticas decidió darle a las computadoras el uso que merecen, el trámite de sacar las máquinas del depósito y hacerlas funcionar en el aula fue tan largo que al final no se repitió la experiencia. El problema de casi todos los establecimientos es que carecen de un espacio específico para instalar las computadoras, ni siquiera alcanzan los enchufes para todas ellas, y la conexión a la red de datos falla en todos los casos. La ausencia de maestros preparados para darle un uso adecuado a las Kuaa es aún más preocupante. La directora de uno de los colegios visitados para el reportaje reveló que en su caso tiene 23 maestros, de los cuales solo cuatro están familiarizados con las nuevas tecnologías y que el resto se rehúsa a abandonar el pizarrón y la tiza.

A su vez, el Viceministro de Educación Regular explicó que existen disposiciones sobre la obligatoriedad de utilizar los equipos, así como mecanismos para que los docentes se actualicen; sin embargo, es evidente que no están dando los frutos deseados. Amenazar con sanciones a los directores de colegios que no usen las computadoras es, por lo visto, insuficiente para crear la voluntad necesaria.

Urge, pues, que el Ministerio de Educación haga más de lo que ya hizo para asegurarse de que las Kuaa lleguen a manos de los estudiantes y sean verdaderamente un instrumento de aprendizaje. El dejar las cosas como están solo abonará a que las y los bachilleres se gradúen creyendo que fueron objeto de un engaño que sirvió solo para la foto en el periódico y no para su educación.