Desde 1908 se conoce sobre el reclamo del pueblo potosino por el uso de sus bofedales que emanan agua salubre para el consumo de los habitantes. No obstante, ésta fue cedida a la empresa ferrocarrilera Antofagasta Railway Company para abastecer a sus locomotoras a vapor, que recorrían el tramo ferroviario desde Chile a Bolivia y pasaban por la estación fronteriza de la provincia de Sud Lípez.

Los manantiales del Silala se encuentran en Potosí (Bolivia), a tan solo 35 km del límite fronterizo con Chile. Se tienen datos sobre su existencia desde tiempos de la Colonia, cuando sus aguas eran aprovechadas  por los españoles que explotaban las minas. Posteriormente fueron utilizadas para el abastecimiento de los pobladores de la provincia Sud Lípez. Pero en 1908, la Prefectura de Potosí cedió su uso a la compañía Antofagasta Railway por un monto mínimo por metro cúbico, suma que nunca fue cancelada. Sin embargo, en años recientes el Gobierno de Chile reconoció esa deuda y se comprometió a cancelar el 50% hasta definir totalmente su legalidad.

Las aguas del Silala nacen en las cumbres andinas de Lípez en Potosí, y a principios del siglo XX fueron canalizadas con tomas hidráulicas hechas con piedra inicialmente a 60 m de profundidad por 50 m de ancho, según el terreno trabajado. Posteriormente se realizaron trabajos de ingeniería hidráulica por captación de tuberías de 50 m de radio para abastecer a las empresas mineras asentadas en Calama, donde funciona un puesto de distribución que utiliza Codelco con fines industriales para las minas de Chuquicamata. Este sistema fue corroborado por periodistas de El Deber el presente año.

Por todo lo señalado, la demanda presentada por el Gobierno chileno ante la CIJ para reconocer al Silala como río internacional revela su nerviosismo y desesperación. A mi entender, para poner en evidencia esta falacia el país debería solicitar una comisión imparcial compuesta por ingenieros hidráulicos internacionales, quienes, a través de las cartas hidráulicas de 1800, podrían fácilmente comprobar que los manantiales nacen en Potosí  (Bolivia), y que sus aguas fueron desviadas artificialmente hacia territorio chileno; y lo propio con el río Lauca. De paso, demostraríamos al mundo que el país trasandino sigue codiciando los recursos naturales de Bolivia, pese a haberse potenciado económicamente con la usurpación de nuestras riquezas del Litoral. Dios bendiga a Bolivia y la libre de los ambiciosos.