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A propósito del superávit fiscal

En 2015 la economía nacional registró un crecimiento de 4,85%, sustentado esencialmente en la inversión pública, que, incluida la inversión realizada por las empresas con participación mayoritaria del Estado, habría superado los $us 6.000 millones; aunque generando un déficit fiscal del 6,6% respecto del PIB.

De acuerdo con el presupuesto del Estado, la economía nacional crecería en la presente gestión 5,1%, con una inversión pública y de las empresas de propiedad mayoritaria del Estado de $us 8.200 millones, lo que generaría un déficit fiscal del 4,5%, siempre que los ingresos por la renta de las exportaciones de gas proyectados a un precio base de $us 45 el barril de petróleo ligero (WTI) y por la recaudación de ingresos tributarios se cumplan.
El precio del barril WTI ha estado por debajo de los $us 45 desde noviembre de 2015 hasta abril del presente año, llegando a tocar en febrero los $us 27. Durante mayo y junio el precio del barril WTI se situó por encima de los $us 45, y en el presente mes, debido al efecto brexit y a las reservas por encima de las estimadas que mantiene Estados Unidos, se encuentra levemente por debajo de esta cifra.

Si bien en lo que resta del año la expectativa es que el precio del WTI pueda continuar volátil, se espera que se sitúe en el rango entre $us 40 y 50. Tomando en cuenta que el precio del gas que se exporta a Brasil y Argentina se ajusta con rezago respecto del precio del WTI, no parece posible que se cumpla el precio base de $us 45 sobre el que se elaboró el presupuesto del Estado. Consiguientemente, los ingresos por las exportaciones de gas serían inferiores a los esperados, y de ejecutarse en su totalidad la inversión pública presupuestada, el déficit fiscal también sería superior al estimado.

Sin embargo, en los pasados días, autoridades de gobierno informaron que el resultado fiscal a junio fue un superávit del 1,5% respecto del PIB. Si ante menores ingresos provenientes por la renta de exportaciones de gas y transcurrida la mitad del año se tiene superávit fiscal, éste se explicaría por el bajo nivel de ejecución de la inversión pública, ya que es poco probable que la variable de ajuste haya sido el gasto público. Pero a ese ritmo de ejecución no se cumplirá el monto de inversión pública presupuestado para la gestión, lo que indudablemente tendrá implicancias sobre el crecimiento económico proyectado.

Ante un escenario de continua caída de las exportaciones (a mayo cayeron un 29% respecto del mismo periodo de 2015), aumento del déficit comercial (el registrado a mayo es seis veces mayor al registrado en 2015), reducción de reservas internacionales (a junio cayeron el 90% del total que se redujeron en todo 2015), y menores ingresos por la renta de las exportaciones de gas, sería prudente hacer algunos ajustes en la política económica a fin de evitar mayores desequilibrios y apuntar a un crecimiento menor, pero sostenido.

En ese propósito, una alternativa es reducir la inversión pública, ya que parte de ella se destina a la adquisición de bienes que no son producidos en el país, y, por tanto, contribuye al déficit comercial; además aporta al déficit fiscal, parte del cual requeriría ser financiado con recursos externos en circunstancias en que los inversionistas prefieren no asumir riesgos y la calificación de riesgo del país ha sufrido una reducción. Pero lo que confunde es que, tanto el Presidente como otras autoridades de Gobierno aseguren que en 2016 se pagará el segundo aguinaldo.