Días atrás, el secuestro de una niña de siete años perpetrado en las puertas de su colegio, ubicado en el centro de La Paz, consternó a la opinión pública, que temió enfrentar un nuevo caso de tráfico de personas. Empero, al día siguiente las fuerzas del orden afortunadamente pudieron dar con el paradero de la niña. Esto fue posible gracias a los mensajes que los secuestradores mandaron a los padres de la menor exigiendo una elevada suma de dinero por su rescate, pero también y sobre todo porque la captora logró ser identificada con las imágenes registradas por las cámaras de seguridad del colegio.
Este hecho pone en relieve la importancia de contar con estos aparatos de vigilancia en los establecimientos educativos, que pueden contribuir no solo a mejorar la seguridad dentro y fuera de sus instalaciones, sino también a contrarrestar agresiones de parte de los estudiantes hacia sus compañeros o profesores, y a la inversa, y evitar copias durante las pruebas. Pese a su importancia, solo el 33% de las escuelas y colegios de la sede de gobierno cuentan con este tipo de cámaras, y previsiblemente el porcentaje debe ser mucho menor en otros municipios. De allí la importancia de asumir como una política de Estado la instalación de estos aparatos en todos los colegios del país.