Mis democracias
Tenemos más fe que sangre y no dejamos de andar en procura de justicia y retorno a nuestro mar.
De mis democracias vengo, a mis democracias voy, broncas y amores definen al boliviano que soy. Yo vengo de la esperanza y a veces del extravío; nombro de amor un país que ahora sí siento más mío. Creo que la identidad es semejante a un corcel que galopa por la sangre, no en el color de la piel. ¿Qué soy dentro de mi patria para su mal o su bien? Voy a prender unas luces para alumbrarme también. De mis democracias vengo y a mis democracias voy.
Yo deposito mi voto con el modo del clavel que da su polen secreto a la brisa que le es fiel. Me representa la saya que ajusta en el caporal lo que está suelto y afloja la atadura colonial. Delego mi fuerza al tinku y su bandera carmín; en Bolivia se combate entre la luz y el hollín. De mis democracias vengo, a mis democracias voy.
La Constitución que acepto ha de saber contener toda su ley en un beso, es decir, una mujer. Patria ya sin soledades, país rico hasta el confín con litio, cobre, gas, hierro, agua, bosques, plata, zinc. La oposición será digna si consagra acción y voz a defender a Bolivia del separatismo atroz. De mis democracias vengo y a mis democracias voy.
Tenemos más fe que sangre y no dejamos de andar en procura de justicia y retorno a nuestro mar. Nos roban el agua limpia en la propia vecindad, desvían el río Lauca, vacían el manantial del Silala y lo perpetran “en aras de la hermandad”. Pronto será siglo y medio privados del Litoral y hemos llevado el reclamo hasta un alto tribunal. ¡Carajo!, gritó Abaroa al morir de cara al sol, y esa interjección mantiene Chille (sic) y chille al invasor. De mis democracias vengo, a mis democracias voy.
Mis mayorías escriben sus versos sin oropel y son cultores que avivan la danza, el canto, el pincel. Soy ciudadano que exhibe su raigambre singular, los pueblos originarios llevan su ajayu en plural. Son mis interlocutores el singani y el café y guarda mi coherencia la comunión del chivé. Parte activa del problema me siento en la multitud de la selva con sus dioses de enfermedad y salud. De mis democracias vengo y a mis democracias voy.
Muchas de mis convicciones se fundaron con la fe de una estirpe luminosa de Túpac Katari al Che. Perdimos tanta riqueza por el capital rapaz y recobramos futuro nacionalizando el gas. Confronto mis certidumbres en gran asamblea y doy garantías discrepantes a la duda y así estoy. De mis democracias vengo, a mis democracias voy.
Un quechua me enseñó el arte fecundo y estructural de la palabra profunda que ha de ser elemental: Ama paraman taquiychu, parachiy, para saber: No le cantes a la lluvia, arawico, haz llover Filias y fobias me llevan y me traen donde estoy, de mis democracias vengo y a mis democracias voy.