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Homenaje a la patria

Patria es un concepto que engloba un espacio geográfico, una sociedad activa y viviente, un conjunto de personas unidas por ilusiones colectivas, fauna, flora, una historia y una esperanza. Es el solar que nos vio nacer, que vio crecer los anhelos de nuestros padres y donde deseamos maduren los sueños de nuestros hijos. Patria, dulce término que representa uno de los conceptos más puros del hombre. No es meramente una bandera o un mapa, es algo más, es aquel mundo que nos permite vivir en este mundo.

Para hablar de Bolivia es preciso nombrar, es preciso decir Simón Bolívar, quien a su vez expresó que “más cuesta mantener el equilibrio de la libertad que soportar el peso de la tiranía”.

Para comprender a nuestra patria, admirar su naturaleza y amarla, basta decir: Illimani, Tiwanaku, ruinas de Samaipata, el Chapare… Para referir la historia de Bolivia es importante significar los postulados de igualdad, libertad y fraternidad. Fraternidad significa hermandad, unión entre los hermanos. Pirámide firme de la libertad individual y de la igualdad espiritual. Para agradecer a la historia, para testimoniarla, es preciso amarte, Bolivia. Es preciso cantar: “Esta tierra inocente y hermosa que ha debido a Bolívar su nombre es la patria feliz donde el hombre goza el bien de la dicha y la paz”.

Desde el 6 de agosto de 1825, fecha y año de la independencia de Bolivia, hasta muy avanzado el siglo XXI, el acento de nuestros poetas estuvo inmerso en el romanticismo. Franz Tamayo escribió contornos y recodos de nuestra historia y, naturalmente, en sus versos aparecieron imágenes de su mundo interno, habitado por el dolor más tremendo y la más negra desventura. Matices aparte y guardadas las proporciones, se aplica a la poesía de este romántico, pues Tamayo se refugió en cantos forjadores de perdurable belleza: “Es ésta, oh Psiquis, la montaña ingente; de aquí se mira la llanura inmensa, horizontes que siguen a horizontes, lontananzas detrás de lontananzas”.

Moral y luces son los polos de una república: moral y luces son nuestras primeras necesidades. Como soldado, Antonio José de Sucre fue la victoria. Como magistrado, la Justicia, como ciudadano, el patriotismo, como vencedor, la clemencia y como amigo, la lealtad.

Yo no aspiro sino a la gloria y mi gloria es inseparable de la de mi patria; ni puede haberla para quien se separe de ella. “Espero que los posteriores acontecimientos le darán todavía pruebas más notorias de que yo no quiero vivir ni morir sino para Bolivia y en Bolivia” es la expresión de Andrés de Santa Cruz que retumba cada 6 de agosto al recordar la independencia de Bolivia.