Ancianos sin amparo
Una de las razones de la proliferación de geriátricos privados es la ausencia del Estado.
Según datos del Servicio Departamental de Gestión Social, en La Paz existen al menos 25 geriátricos, pero solamente dos, el asilo San Ramón (ubicado en la zona Sur de la sede de gobierno) y San Martín (en El Alto), cuentan con el aval de la Gobernación y las condiciones necesarias para operar; y otros tres (Vida Plena, Años Dorados y Almendros) están en proceso de acreditación.
El resto, por carecer de los permisos y controles correspondientes, funciona de manera irregular, lo que da lugar a que en algunos de estos albergues los adultos mayores vivan en condiciones deplorables, e incluso son víctimas de maltratos y abusos de parte de los responsables.
Por ejemplo, a raíz de una serie de denuncias, en 2013 la entonces viceministra de Defensa del Consumidor, Sonia Brito, realizó inspecciones sorpresa a 15 geriátricos de la ciudad de La Paz; encontrando una serie de irregularidades. Verbigracia, en el asilo Virgen del Socavón, en Bella Vista, una persona parapléjica de 53 años tenía el cuerpo plagado de llagas por falta de higiene y de cuidados apropiados. Además, los colchones de todas las habitaciones estaban podridos por el orín. Lo propio ocurrió con Sol y Paz, en Irpavi, hospicio que albergaba a ancianos con severos cuadros de desnutrición y diversas enfermedades, debido a la falta de alimentos y a la insalubridad que imperaba en el lugar, que fue clausurado.
No sobra recordar que una de las razones detrás de la proliferación de geriátricos privados es la ausencia del Estado en este rubro. Y es que solamente en 15 de los 339 municipios del país existen asilos municipales, según datos de la FAM. En cuanto al ámbito privado, un informe de la Defensoría del Pueblo publicado sobre esta temática en 2014 advertía que el 80% de los ancianos que viven en hospicios han sido abandonados por sus familiares, y que el 20% de este último porcentaje acude a esos lugares huyendo del maltrato, por extravío o a solicitud de los hijos.
A ello se suma que en 2014 esta misma entidad registró 3.133 denuncias de vulneración de derechos humanos de adultos mayores en toda Bolivia, lo que convierte a este sector en el tercero que sufre más abusos, después de las mujeres, la niñez y la adolescencia. Además de maltratos físicos y psicológicos, la mayoría de los casos se relaciona con el despojo de sus bienes, principalmente inmuebles y dinero, perpetrado generalmente por familiares cercanos. Estas iniquidades no se limitan al hogar, sino también a la Justicia, pues son muy pocos los casos de abuso remitidos a la FELCC que han sido resueltos.
Es de esperar que estas cifras así como la conmemoración del Día del Adulto Mayor, que se celebra mañana, sirvan para recordar que si bien el Estado debe invertir recursos para impulsar el goce de los derechos de los ancianos, es responsabilidad de todos y cada uno garantizar su cumplimiento.