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Alguien

El olor a sangre no perturba la cotidianidad entre nosotros. Muere uno, mueren dos, mueren otros… en situación más parecida a una puesta en escena que al infortunio. Pasadas las exequias, la sangre se hace tinta; la tinta, papel; el papel, nada. Y a otra cosa.     

Resulta que de pronto alguien está dispuesto a matar. Y mata. Alguien no entiende lo que pasa. Y pasa. Alguien está errado. Y yerra. Alguien no cedería. Y no cede. Alguien produce la escena. Y es un éxito de taquilla. Alguien calcula. Alguien observa. El diablo no duerme.

La realidad se hace ficción a su paso por los medios. Porque la realidad es esquiva; esquiva pero editable. En los límites de la pantalla la ficción construye realidades. Alguien las sufre en carne propia.

Para golpear solo hace falta una macana. “Yo apoyo el TIPNIS, ¿y qué?”… Lo recuerdo, entre otros golpes. Los indios son muy buenos mientras apunten contra el Evo. “Yo apoyo el TIPNIS” y “amo los parques naturales” y “cuido el medio ambiente” y “defiendo la naturaleza”… Dice, por media hora, alguien que secularmente deplora a la indiada y no resignará jamás el consumismo que sustenta su estatus. Si para ello hay que depredar, se depreda. ¿Y qué?

Los discapacitados… otro macanazo al aire. A ver si le aciertan a la piñata. Y si no es a macanazos, entonces a zapatazos. Cualquier herramienta es útil para descargar la frustración de saberse fuera de la historia, pero queda la denostación por redes sociales donde el odio y el racismo descargan su fuego revestidos de “humor”. ¿Y qué? Aún no se dieron cuenta: aquí algo cambió para siempre. Tal vez alguien lo esté haciendo, pensándolo bien. Ojo.

No obstante, a estas alturas del tiempo reglamentario, alguien tiene que parar la bola y mirar la cancha. Enfriar el juego. Prever el accionar contrario. Rearmar el esquema en función táctica. Ensamblar las líneas coordinadamente. Recuperar la noción de equipo. Porque los desbordes por izquierda (o por derecha) sin acompañamiento en el área se pierden siempre en la línea de fondo. O en manos del arquero y en el contragolpe. O en la gradería, donde el desencanto no perdona. ¿Se entiende? Bueno…

En cualquier caso, al menos ya no habrá dinamitazos a discreción e impunes. Y se recuperará para el Estado lo que le es propio en derecho. Alguien lo estará lamentando. Y abrirá otros escenarios. Alguien ya estará escribiendo los futuros libretos. Alguien no se estará percatando. ¿A quiénes habrá escogido la muerte para entonces? Alguien deberá dar cuenta de los caídos. Siempre.

Pero como ya estamos en septiembre, y total, mes de la primavera y las flores y el amor y la alegría y tantas cosas lindas. ¿No ve? Así que larí lará larí lará larí lará… Alguien cantando se irá.