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Motorizados y contaminación

El domingo el país pudo disfrutar de una jornada diferente, gracias a la celebración del Día del Peatón y del Ciclista. Además de permitir la apropiación de los espacios públicos para el disfrute colectivo de la ciudadanía, se pudo apreciar lo que las personas “pierden” por causa de los motorizados, responsables no solo de la polución que envenena el aire de las ciudades cotidianamente, sino también del estrés colectivo que invade a la población producto de la contaminación acústica y del caótico tráfico vehicular.

Si bien hace ya varios años que se celebra esta peculiar jornada, de todas maneras cabe esperar que haya servido para inculcar en el imaginario de las autoridades —nacionales y locales— la importancia de regular este “producto” de la modernidad, incentivando por ejemplo el uso de las bicicletas (un medio de transporte que no genera congestión, ni polución, ni contaminación acústica; evita la acumulación de chatarra y contribuye al buen estado físico y mental de las personas), en lugar de seguir impulsando el uso masivo de los vehículos subvencionando el combustible que los impulsa. De igual manera, huelga insistir en la necesidad de adoptar medidas para reducir el uso de las bocinas y prohibir el empleo de roncadores utilizados en los tubos de escape con el único propósito de generar ruido.