La historia de una mujer en El Alto que murió a manos de su pareja, luego de ser maltratada por años, fue lo que hizo preguntarme: ¿Qué hace que una mujer se quede con un hombre que la golpea, la disminuye, le prohíbe hacer cosas, la insulta y la hace infeliz? ¿El Amor? No creo que esa sea la respuesta correcta. Más bien, las respuestas que vinieron a mi mente fueron el miedo, la dependencia económica, la presión para no denunciar y pensar que nadie más va a quererla. Hay muchos temas que hacen a la violencia y yo decidí trabajar con uno de ellos, la baja autoestima.

El programa “Yo soy mi primer amor” trabaja con niñas y adolescentes para comprender que el amor verdadero empieza por el amor propio. ¿Cómo puedo amar o pretender que me amen si yo misma no lo hago? ¿Cómo puedo pretender que me valoren si permito una relación que no es de iguales, sino de dependencia?

La mayoría de los casos de feminicidio están relacionados con meses o años de sufrir y aguantar algún tipo de maltrato, ya sea físico, psicológico, económico y sexual; maltrato que casi siempre empieza con celos obsesivos en el noviazgo, justificados en nombre del amor, pues se nos enseña que el amor “de verdad” duele.

No buscamos quitar la responsabilidad al hombre maltratador, y está claro que para eso existen instituciones, autoridades y leyes encargadas de esa tarea. Buscamos prevenir y alertar algunas señales que indican que una relación puede terminar en violencia o cuándo deben denunciar si un toque o “caricia” les incomoda; o peor si ya son víctimas de violencia, como decenas de niñas que hemos identificado y derivado a las entidades correspondientes. También enseñamos a las escolares y universitarias, con quienes trabajamos, que una mujer que aprende a tomar decisiones correctas en su vida no tiene un embarazo no deseado; enseñamos la importancia de conocer sus derechos, tener un plan de vida, ser responsable de sus actos; tener amor propio, amarse y amar sin justificar ningún tipo de violencia para disminuir el riesgo de encontrarse con un maltratador; o habiéndolo encontrado, tener mayores razones para denunciar, defenderse o alejarse.

Abordamos estos temas en una tarde divertida, con música y manualidades, entrando en confianza entre iguales, conociendo a otras mujeres de su edad. Y de ahí, a través del diálogo y técnicas de conocimiento de sus derechos e identificación de conductas abusivas, pasamos a tratar la prevención de violaciones y noviazgos violentos, según sus edades, con el único fin de empoderarlas en un imaginario de mujeres que nacimos para ser felices, valientes, inteligentes, capaces de conseguir nuestros sueños y, ciertamente, hermosas, no por cómo nos vemos, sino por cómo nos sentimos y somos capaces de proyectarnos.

Nuestros talleres son gratuitos y se desarrollan gracias a 460 voluntarias y 46 entidades privadas que creen en esta causa y quieren una sociedad libre de violencia, con mujeres y hombres viviendo en armonía. Hemos llegado a 8.500 niñas y adolescentes y 3.300 padres y madres de familia que reciben orientación en un taller paralelo. Hemos empezado a trabajar sobre nuevas masculinidades con niños; y ojalá podamos conseguir muchos más recursos para seguir trabajando con esta nueva visión del amor, un amor que valga la alegría y no la pena, un amor que nos ayude a crecer como personas, un amor sin dependencias, un amor que empieza por el amor propio.